El deseo de ser digna del respeto de los dos hombres que la querían le dio fuerzas para llevar en el rostro una expresión de alegría, si no de felicidad, al menos durante un tiempo…
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El deseo de ser digna del respeto de los dos hombres que la querían le dio fuerzas para llevar en el rostro una expresión de alegría, si no de felicidad, al menos durante un tiempo…
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La vida es una sucesión de cambios de humor similar a una sarta de cuentas ; y, a medida que los atravesamos, nuestros estados de ánimo resultan ser lentes de diferentes colores que pintan el mundo con su matiz particular, y cada uno nos muestra solo aquello hacia lo que enfoca Emerson |
Son muchos los tejados que cobijan a familias y amigos que conviven durante años sin llegar nunca a conocerse de verdad los unos a los otros. Se quieren y anhelan formar vínculos, pero, aunque lo intentan, no lo consiguen hasta que un sentimiento inesperado o algún suceso llevan a cabo esta labor por ellos.
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A veces aquello que creemos desear hace más por nosotros cuando se trunca que si logramos llevarlo a cabo y resulta ser un fracaso que, en lugar de endulzar una vida, amarga dos.
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Aquellos que son muy sensibles al dolor también notan antes que nadie las marcas que el sufrimiento deja en los demás.
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Es fácil decir que seremos capaces de olvidar; lo que quizá nos resulta más complicado es encerrar el anhelo natural de nuestro corazón y hacer oídos sordos a sus lamentos, pues el preso y el carcelero deben convivir en la misma celda.
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La amistad es la mejor universidad en la que se puede graduar nuestro carácter. Cree en ella, búscala y, cuando llegue, consérvala tan sagrada como al amor.
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Para la gente inteligente, son las pequeñeces las que les revelan el carácter de los demás.
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Creo que, si las personas fueran libros, sus rostros serían las ilustraciones. Algunas portadas son fáciles de interpretar, otras más complicadas, unas pocas atractivas; pero en general, no suelo ir más allá. ¿Y usted?
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Me desagrada mucha gente, pero muy pocos animales; los compadezco por muy feos que sean y me encariño con todo aquello que me da lástima. Parecerá una tontería, pero creo que me sienta bien, y, hasta que no sea lo suficientemente mayor para poder ayudar a mis semejantes, intento cumplir mi deber con estos pobres enfermos, ya que los juzgo agradecidos y cariñosos.
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¿A quien baila Raquel en la fiesta en la casa de los hidalgo?