Tampoco pido tanto

Como cabía esperar, una vez más me ha gustado mucho leer a Megan Maxwell. Me gusta mucho la ligereza y cercanía de su pluma, su forma de hacer divertidas situaciones rocambolescas. Me lo he pasado pipa con esta novela y con todos los personajes que aparecen. Tanto los protagonistas como los secundarios están muy bien creados. Nos presentan situaciones que nos llevan a la reflexión. Por ejemplo, nos hace pensar en el papel que ejercemos en la inclusión social tanto de una persona con sobrepeso o un transexual.

Lo único que no me ha gustado demasiado ha sido el final, me ha chirriado lo más grande y me parece que no pega con los dos protagonistas (sobre todo con él). Es un final demasiado precipitado y que parece sacado de un programa de esos en los que uno de los novios va a sorprender a su pareja a lo grande con una puesta en escena de lo más cursi y cutre para que le perdone o le acepte algo.

Es cierto que algunas cosas no cuadran, como los horarios laborales de Carol, pero es una historia ficticia... no debemos olvidarlo. Lo mejor es disfrutar de la trama sin buscarle la incongruencia a todo.
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