Melocotón loco

Hacía años que no leía a Megan Maxwell y me lo he pasado bien con los protagonistas de Melocotón loco, sobre todo porque en la novela no solo tiene peso la pareja principal.
Ana y Rodrigo se conocen cuando la patrulla de bomberos que comanda él acude a sofocar un incendio. Sin embargo, el destino hace que la fotógrafa y él, a pesar de no comenzar con buen pie, terminen siendo buenos amigos.
En Melocotón loco pasan un montón de cosas porque la autora ha sabido sacarle mucho jugo a este par y llega, incluso, a tratar temas muy serios como los malos tratos y de un modo muy acertado, además.
En opinión, el punto fuerte de la novela es el increíble abanico de secundarios que acompaña a sus protagonistas —de los cuales destacaría a Neka, Encarna, los padres de Ana, el hermano de Rodrigo, porque es un sol, y Úrsula, por ser justo todo lo contrario, je, je— ya que hacen que la lectura sea más fresca, divertida y aportan unos toques de lo más variado a la narración.
Lo que menos me ha gustado, sin embargo, es que Maxwell cuando quiere dar énfasis a determinadas expresiones, en lugar de explicar ese tono en las acotaciones de los diálogos, lo plasma directamente. Y esto ocurre a lo largo de toda la novela, por lo que me ha resultado muy cansino. Lo curioso es que siendo un libro publicado por Esencia, la editorial no haya modificado este aspecto ya que comprendo que la autora lo emplease al principio de su carrera, cuando autopublicaba, pero que ahora que edita con Planeta siga presentando el mismo formato, para mí, no solo tiene poco sentido, sino que resulta machacón y farragoso al leer.
Además, se les coló un cambio de nombre de uno de los personajes en cierta parte de la narración (pasa de llamarse Dani a David), y eso en una novela publicada por una editorial tan importante no debería ocurrir nunca.