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Críticas sobre Rebeca (75)
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Samarkanda
 02 November 2022
Daphne du Maurier reconoció que se basó en sus propias vivencias en Cornualles para escribir la que es, quizá, su obra más conocida ya que su esposo estuvo prometido con una bella mujer y eso influyó en la gestación de Rebeca, uno de los clásicos modernos que goza de buenas críticas; merecidas o no, dependerá de quien lo lea.

“Anoche soñé que había vuelto a Manderley”, un inicio que da pie a nuestra narradora y protagonista para contarnos lo que vivió en la mansión de la familia Winter. Para ello nos trasladamos a Mónaco donde la protagonista, de la que no sabremos ni su nombre ni su edad exacta, se dedica a ser dama de compañía de una señora acomodada. Allí conocerá a Max Winter, un hombre maduro que ha enviudado recientemente y a quien persigue el recuerdo de esposa Rebeca.

Será la señora van Hopper, la dama para la que trabaja la protagonista, quien le dé a conocer a ésta al Sr. de Winter que, tras un breve cortejo, le propondrá matrimonio. Tras el viaje de novios la pareja regresa a Manderley, una mansión en la que todo recuerda a Rebeca, la anterior Sra. de Winter.

A partir de aquí la historia se vuelve un poco siniestra y conoceremos el porqué Max Winter se siente perseguido por el recuerdo de su anterior esposa, también iremos conociendo un poco más a la protagonista y al resto de los personajes, incluido la propia Rebeca a quien todo el mundo parecía adorar pero, como dice el refrán, no es oro todo lo que reluce.

Du Maurier crea una historia muy bien escrita y con unas descripciones maravillosas que trasladan al lector a Manderley y le hacen sentir ese halo misterioso que se cierne sobre la mansión y entorno a la figura de Rebeca en el que tiene un peso relevante la Sra. Danvers, el ama de llaves, un personaje oscuro –y no sólo porque vista de negro- que hace todo lo posible porque la nueva Sra. de Winter se sienta incómoda y todo le recuerde a Rebeca. Éste es el personaje que más me ha gustado y el que mejor recreado está, a mi parecer, tanto desde el punto de vista físico como psicológico.

Con la nueva Sra. de Winter no he conseguido empatizar en ningún momento, ya que es un personaje tímido y retraído al que le falta carácter y que recuerda a un perrito faldero que no hace nada para disgustar a quienes la rodean. Además, sus películas mentales que sacaban de la historia y en más de una ocasión me han ofuscado por lo anteriormente mencionado, su falta de carácter.

Max Winter tampoco ha sido santo de mi devoción ya que me ha resultado frío y calculador, déspota en más de una ocasión con su nueva esposa pese a que hay algo en su pasado que “puede” justificar un poco su forma de actuar y lo entrecomillo porque, para mí, no tiene justificación ninguna.

Entre los secundarios destacaría a Beatrice, la hermana de Max, una mujer con fuerte personalidad que dice lo que piensa y que, junto a Crawley –el administrador de Manderley- es de los pocos que se muestran agradables con la nueva Sra. de Winter.

Si los personajes no han logrado convencerme tampoco lo ha hecho el argumento en sí mismo. El comienzo y la sinopsis prometen una buena historia pero la primera mitad del libro se me ha hecho muy aburrida y demasiado lenta, es más, estuve tentada de abandonar su lectura y lo hubiera hecho si no hubiera sido porque se desvela un secreto que consiguió picar mi curiosidad. No obstante, el modo en el que se resuelve ese secreto me ha parecido que no se ha desarrollado de la mejor forma y el final no me ha parecido nada creíble.

Habrá quien piense que hay que tener en cuenta el año en el que se escribió, que las cosas en aquella época eran de otra manera, etc., etc. Hasta ahí estoy de acuerdo pero, aún teniendo esto en cuenta, hay algo que pasa en el esclarecimiento del secreto –y que no se tiene en cuenta- que echa por tierra todo el final y ha hecho que Rebeca me haya parecido una lectura sencilla y muy sobrevalorada.
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mifuga
 05 March 2021
Te casas pensando que todo irá bien, que será para siempre porque tu mayor deseo es pasar cada uno de los días de tu vida al lado de la persona con quien te has intercambiado alianzas. Y no. No suele ser así. Yo lo descubrí un verano de esos del final de la infancia, en los que ya no sabes qué hacer y ni te soportas, así que desmantelas la biblioteca familiar y la devoras.

Bajo la cama de mi abuela, estirada como una gata sobre el parquet, oculta del mundo, previniendo posibles interrupciones, abrí la portada de Rebeca (1938), tercera novela de Daphne du Maurier. Me atrapó al instante. Los paralelismos con Jane Eyre me tenían intrigadísima y también el hecho de que, en ningún momento, se mencione el nombre de la narradora, segunda esposa de Max Winter. Dos días me duró la novela. En una angustia permanente, atrapada en ese Manderley, que podría ser un castillo de ensueño, pero que tiene algo maldito dentro, el espíritu de la omnipresente Rebeca, primera señora de Winter, y la tenebrosa señora Danvers.

El argumento es bastante sencillo. Después de perder a su esposa, Maxim de Winter viaja hasta Montecarlo para dejar atrás su pasado y allí conoce a una joven, con quien pronto conecta y a la que le pid matrimonio. Se celebran unos rápidos esponsales que, tras la luna de miel, depositan a esta muchacha inocente y poco perspicaz en Manderley, la imponente mansión de campo de los Winter. Todo parece maravilloso, pero la memoria de a difunta Rebeca parece no estar dispuesta a conceder la felicidad a este matrimonio.

Tal es su relevancia que, en psicología, el conocido como Síndrome de Rebeca hace referencia a la aparición patológica de celos hacía una expareja de la pareja actual. Y fue tomado de la obra de du Maurier quien, por su parte, reconoció que el compromiso previo de su esposo con la hermosa Jan Ricardo influyó en la gestación de la novela.

Además de la famosísima adaptación  de Hitchcock (1940), cuenta con una secuela, La Señora de Winter (1993), de Susan Hill, en la que el matrimonio regresa a Inglaterra de su exilio voluntario para acudir a un funeral, creyendo que todos los secretos del pasado ya han sido olvidados. Aunque pronto descubrirán que no es así.

En conclusión, novela totalmente recomendable, adictiva, que realiza un cóctel perfecto entre la intriga, el drama, la psicología y lo intimista, que impide que soltemos el volumen hasta alcanzar la última página. Y que nos pensemos dos veces eso de casarnos.
Enlace: https://www.instagram.com/mi..
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cobooks
 27 July 2023
Que bien sienta tachar de la lista de pendientes a uno de esos libros que llevan esperando su turno mucho tiempo. Tenía muchas ganas de conocer Manderley, tenía muchas ganas de conocer la historia más popular de la escritora británica Daphne du Maurier, Rebecca.

Rebecca fue una novela publicada en 1938 y en ella nos relata la historia de una chica, que en ningún momento es bautizada por la autora, que se casa con Max de Winter, heredero de la mansión de Manderley y viudo de Rebecca. En su llegada a la mansión, nuestra protagonista no deja de sentir la agobiante, aplastante y apabullante presencia de Rebecca en todas las esquinas de la casa y en todas las personas que la conocieron. El fantasma de Rebecca guiará y condicionará la trama de la historia de la narradora.

Desde un punto de vista impresionista, tengo que decir que esta novela me ha parecido sumamente entretenida. En ningún momento se me ha hecho cuesta arriba y a decir verdad, me ha mantenido completamente enganchado. Un clásico ideal para lectores que busquen iniciarse en estos terrenos. No obstante, he de decir que el final me ha parecido bastante flojo. Toda la tensión y la oscuridad que va creando a lo largo de la novela no es capaz de mantenerla en sus últimas páginas desde mi punto de vista, lo que resta valor a la novela.

Se ha comparado Vera con Rebecca, pero creo que la primera es una novela mucho más adulta de una profundidad mucho más elevada que la de la presente novela. Rebecca es una novela que se apoya mucho más en la trama y en los giros de guión. Una novela mucho más cinematógrafica de lo que es Vera. Se pueden parecer en el punto de partida, pero creo que nada tienen que ver en su forma y cuerpo.

Finalizando la reseña, creo que es una novela de un buen nivel que puede ser perfecta para lectores más novatos o para lectores que busquen una historia sorprendente y de tensión constante que les mantenga pegados al libro.
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srta_amapola
 28 July 2022
“Anoche soñé que volvía a Manderley…” así comienza este eterno pendiente del que tenía tan buenas referencias pero que no ha sido una lectura para mí.

Y no es que Rebeca sea un mal libro. al contrario. Es un libro con muchos elementos magníficos y puedo comprender que se haya convertido en un clásico que gusta a tanta gente.

El problema que he encontrado a la hora de disfrutar de la lectura es el tipo de libro que es Rebeca, un libro de ambientación, en el que los personajes son totalmente secundarios, porque el verdadero protagonista de la historia es sin lugar a dudas el Manderley de la difunta señora de Winter.

Y aunque la ambientación es sublime, para mí, no es suficiente, porque yo soy lectora de trama, me gusta que me cuenten una historia y en este libro esa parte se reduce a unas 100 páginas de más de 400. El resto son ambientación.

Además, hay una parte de la trama que no me ha gustado demasiado y la gente dirá “es que era otra época”, pero no, no se trata de eso, porque es precisamente ese detalle el que dos años después de la publicación del libro, el gran Hitchcock modificó en su película, y que para mí, marca la gran diferencia entre el libro y la adaptación cinematográfica.

🎬 Muy pocas veces diré esto, pero en este caso y en mi opinión, la película supera al libro con mucha diferencia. Hitchcock cuenta la historia que a mí me hubiese gustado leer, prescindiendo de todo el relleno del libro y centrándose en la trama y en los personajes.

Me encantará volver alguna vez a Manderley, pero no precisamente al de Daphne, si no al de Alfred.

⚠️Todas las valoraciones vertidas en este espacio son personales. Cada lector es un mundo con gustos propios, y se agradece respeto y tolerancia por las opiniones diferentes. Gracias.
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Imp
 26 May 2022
Esta reseña contiene spoilers. Por favor, tenedlo en cuenta antes de seguir leyendo.
Un libro que se ha llegado a describir como gótico, algo hasta cierto punto comprensible porque su principal mérito está en la ambientación tan cuidada que nos lleva a compartir la angustia de la protagonista, la segunda señora de Winter, de la que no sabemos nunca su nombre, solo que termina perteneciendo al Sr. Winter. En cambio, el nombre de la primera señora de Winter es tan prominente que da título a la novela. Todo ello en una mansión tan decadente como el apellido de la familia, tan hermética que se rodea de un bosque que no permite que se vea hasta que la tienes encima. Como los giros de la narración.
La historia es curiosa y el libro me ha gustado mucho, pero si presentamos un resumen y con la visión de hoy, nuestra interpretación debe ser muy diferente a lo que la autora pretendía.
Veamos: el señor de Winter se casa con una mujer deslumbrante y con gran personalidad, que le indica desde el principio que va a mantener una relación abierta a cambio de mantener las apariencias y que se le vea como la mujer perfecta en el matrimonio ideal. al marido no le hace gracia y el día en el que finalmente ella le cuenta que está embarazada, él la asesina, hace que parezca un accidente. Pasados unos meses, se va de vacaciones y conquista a una jovencita con la que se casa y a la que trata de un modo extraño. Parece (¿es?) un bipolar. Para él la joven es una niña, cosa que la narración repite con frecuencia. de hecho, su relación es de todo, menos de marido y mujer: se les compara con un amo y su mascota y la mayoría de las veces como padre e hija. Maxim la llama Alicia varias veces, incluso insiste en que se ponga un lazo para disfrazarse de Alicia. Me pregunto si a la condición de asesino, le deberíamos añadir la de pederasta. Sigamos: cuando no le queda más remedio, Maxim le cuenta la verdad a su segunda mujer, que al descubrir que su marido es un asesino decide apoyarlo y se alegra en saber que él no adoraba a Rebeca, sino al contrario, la despreciaba.
Bueno… A día de hoy la trama se entendería como una historia de violencia de género, que encima culpabiliza a la víctima. Deberíamos reflexionar que hace apenas unas décadas consideraríamos el comportamiento de los protagonistas como aceptable o incluso nos pondríamos en su piel. Eso me recuerda la última vez que vi la trilogía del padrino y cuando el personaje de Diane Keaton le dice al de al Paccino que los mafiosos son unos asesinos con un código ético ridículo, no podía estar más de acuerdo con ella. Cuando los ves como lo que son ya no sientes simpatía alguna por la familia Corleone. Maxim es tan cobarde y miserable que mantiene a la señora Danvers como ama de llaves, pese a saber que van a saltar chispas cuando lleve a su nueva esposa a la casa, y solo cuando el asunto está resuelto, se alegra de que el ama de llaves se haya ido por su pie porque iban a tener que despedirla de todas formas.
El libro está lleno de este tipo de incongruencias.
Dicho esto, si las pasamos por alto o las aceptamos con normalidad, la novela tiene su mérito. El paso de niña a mujer de la narradora es muy claro y como muchos de los elementos de la novela ocurre textualmente de la noche a la mañana. Está en su psicología, en su ropa, en la mansión. Y si lo pensamos ella nunca pierde su esencia. No se tiene que disfrazar de nada para ser ella misma. Es la única que la autora pretende retratar como inocente en esa historia. Digo pretende porque al encubrir a su marido, no sé muy bien cómo entender a la protagonista, pero soy consciente de entenderla con la visión actual.
Ella es la única que no pretende ser lo que no es y sin embargo es una mujer desprovista de identidad, que se mantiene anónima hasta que Maxim muestra su amor por ella (si se le puede llamar así). Ocurre justo cuando los rododendros han terminado su floración y empiezan a abrir las hortensias azules, como azul era el vestido que se puso para el baile, el que alguien sugirió ser un nomeolvides: esa Rebeca que se agarra al recuerdo en la figura de la impresionante señora Danvers, y que, no obstante, como todo en la vida se termina diluyendo para dejar paso a nuevas flores, hasta que al final, simulando una invernal aurora boreal se hunde con la mansión en llamas.
El personaje de la “perversa” señora Danvers me dejó con mucha pena. Se ve que vivía a través de Rebeca todo aquello que ella jamás podría experimentar por sí misma. Hasta creo que le tiene envidia a la nueva señora de Winter, ya no por ocupar el lugar de Rebeca, sino porque en realidad pertenece a su misma categoría: no era más que una dama de compañía cuando Maxim se fijó en ella. La presentación de esa mujer es hasta cierto punto injusta porque al igual que la muerte de Rebeca y los motivos para matarla son los que cuenta Maxim, lo que sabemos de Danvers, lo sabemos a través de los ojos de la protagonista, que no confiaba en ella y le tenía miedo. Esa malvada señora Danvers, a la que Rebeca llamaba Danny incluso tenía un nombre cariñoso. Quizás estuviera tan huérfana de cariño como la huérfana protagonista de la novela.
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elbauldelaslibelulas
 20 May 2022

Novela que comienza con el archiconocido...
“Anoche soñe que volvía a Manderley"

La autora nos presenta a Máxim de Winter, un viudo millonario, perteneciente a la aristocracia y cuya mujer murió en un accidente. Y que conoce a una jovencita durante su estancia en Montecarlo, convirtiéndose en su nueva esposa sin apenas conocerse e instalándose en la casa de éste, Manderley.

Allí adopta el nuevo rol de "la nueva señora de Winter" Lo que supondrá algo complicado para esta joven, de la cuál no sabremos su nombre en ningún momento de la historia y que es dulce, soñadora, inocente y llena de inseguridades.
Una vez en Manderley tendrá dificultades debido a la diferencia social de su entorno, ya que ella es de orígenes humilde.
Y sin olvidarnos de la inquietante ama de llaves de la casa, la señora Danvers que no acepta a la joven y que es la encargada de mantener vivo en recuerdo de Rebecca.
Tanto Rebecca como Manderley son los ejes principales de la novela.
Sabemos de Rebecca que era hermosa, inteligente y carismática y con una personalidad arrolladora y de Manderley que es la mansión familiar y que parece que tenga vida propia.

Es una novela gótica. de intriga y profundidad psicólogica.Con un ritmo lento y excesivamente descriptiva.
El lenguaje de la autora es elegante.
Los personajes están perfectamente desarrollados.
Se trata temas como los celos y la baja autoestima.
Y le pongo como pegas los monólogos personales internos de la señora de Winter y el final que para mí gusto es decepcionante e inacabado.

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Guadi96
 24 June 2021
Después de leer "Rebeca" entré en una resaca literaria de una semana. En serio, ningún libro que empezaba me parecía lo suficientemente "bueno" como para seguir leyendo, y no es que no fueran realmente buenos, sino que "Rebeca" me dejó un vacío por dentro inmenso. Sobra decir que se ha convertido en una de mis novelas favoritas y que NECESITO seguir leyendo más libros de esta autora.

Atmósfera de 10.
Pluma de 10.
Intriga de 10.

BRUTAL.
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Inquilinas_Netherfield
 12 May 2021
Leí Rebecca por primera vez en inglés en mi adolescencia, desde entonces han sido ya otras tres veces más las que he visitado Manderley, y sigue pareciéndome una novela maravillosa.

La protagonista de la historia, de la que nunca conocemos el nombre salvo alguna alusión a que resulta peculiar, tiene 21 años y está en Montecarlo acompañando a la señora van Hopper. Huérfana y sin familia, ejerce como su dama de compañía hasta que aparece Maxim de Winter en el mismo hotel en el que se alojan. Maxim es famoso por su propiedad, Manderley, y por ser viudo desde hace unos meses de su mujer, Rebecca. A pesar de su caballerosidad se muestra hosco, burlón, reservado y propenso a la ironía, y no parece tolerar demasiado bien la hipocresía que dictan las etiquetas sociales, por lo que huye de la compañía de la gente... a excepción de la de nuestra humilde jovencita. Cuando Maxim le propone casarse con él, ella no duda en aceptarlo, y mientras pasan su luna de miel en Europa todo parece ir a las mil maravillas... pero su llegada a Manderley lo cambia todo. No sabe cómo ser la señora de una casa como esa, le superan todas las cosas que todo el mundo da por hecho que debe hacer y de las que ella no tiene la más mínima idea; la señora Danvers, ama de llaves de la mansión, se muestra hostil desde el primer momento, y todo el mundo no hace más que repetir lo diferente que es de Rebecca y lo fascinado que esta tenía a todo el mundo, incluido su marido. Rebecca, Rebecca, Rebecca... y si la protagonista lo piensa detenidamente, Maxim jamás le ha dicho que está enamorado de ella, ¿verdad? La nueva señora de Winter empieza a obsesionarse con su antecesora en el puesto, y eso que todavía no sabe lo que está por venir.

¡Allí estaba Manderley! ¡Nuestro Manderley!

Ahora que me siento a hablaros del libro, sinceramente creo que no tengo mucho que aportar (que es una de las razones por las me veis hablar muy poco sobre clásicos universales archimegaconocidos). Se ha hablado tanto sobre Rebecca, hay tantísimas opiniones disponibles para quien quieras leerlas o verlas, que no sé qué puedo deciros que marque una mínima diferencia (pista: nada). Sí, os voy a dar mi opinión, obviamente, pero no va a diferir de montones de opiniones ya dadas con anterioridad. En definitiva, que no sé muy bien qué os voy a contar, y que sea lo que sea lo voy a ir separando en ¿secciones? No sé cómo llamar a esta cosa que estoy escribiendo sobre la marcha. Poneos cómodos con unas aceitunillas, unas papas y una cervecita bien fría (que dicho sea de paso, menudo asco de calor hace ya).

Rollo macabeo 1. ¿Qué me fascina de Rebecca? Podría deciros que todo, pero quedaría muy simplista, así que allá vamos.

Su ambientación, que ya deslumbra desde ese primer capítulo que solo adquiere pleno significado cuando termina el libro y que conviene releer al finalizar la lectura para comprenderlo en toda su magnitud. Misterio, suspense, toques góticos y una narración sugestiva con escenas simplemente magistrales. El ritmo narrativo, que va de menos a más, a mucho más, dando una lección maestra del manejo del suspense: comienza de una manera tranquila poniendo todos los peones sobre el tablero para, una vez acomodados en Manderley, empezar a establecer un círculo alrededor de una trama que se nos mantiene oculta pero que de vez en cuando abre pequeñas ventanas para que el lector vaya atisbando a través de ellas; y llega un punto que ese círculo decide que ya está bien, que ya vale de dejar al lector sentado en la silla estudiando la situación, y el círculo comienza a apretar, a apretar, a apretar... y no puedes dejar de pasar las páginas hasta el final para ver cómo estalla esa trama ante la imposibilidad de soportar la presión de ese cerco. La señora Danvers, personaje creepy donde los halla y que la literatura no ha dejado de copiar, emular, imitar y reinventar desde que vio la luz. Esta señora protagoniza algunas de las escenas más memorables del libro, y sin ella nada sería igual en esta historia. Ojalá pudiera hablaros de algunas de esas escenas. No puedo. Maxim de Winter, y esto puede sorprender porque quizás es el personaje accesorio, el nexo de unión entre las dos señoras de Winter que resulta un misterio para el lector durante buena parte del libro. No es un gran personaje de cara al lector pero es un personaje determinante para el modo en que lo percibe todo la protagonista, y en esa construcción ambigua, fría y opaca está toda su genialidad. Y como de la propia protagonista os hablo después, no puedo dejar de nombrar aquí a Rebecca. Emulando a Shrek (profunda que es una), Rebecca tiene tantas capas como una cebolla, y el modo en que esa cebolla va perdiendo sus capas conforme avanzan las páginas es una genialidad que du Maurier se sacó de la manga, porque además nunca sabes quién va a ser el personaje que en cada momento va a usar el cuchillo para ir haciendo la escabechina. Rebecca no necesita estar presente para ser la dueña de la función.

Rollo macabeo 2. El punto de vista narrativo, uno de los grandes logros del libro (y sé que en esto muchos lectores no estarán de acuerdo. pero para eso estoy en mi casa: para dar mi opinión).

Daphne du Maurier era una maestra al crear los puntos de vista desde los que narraba sus libros, y el del personaje principal de Rebecca no iba a ser menos. Ay, este pajarillo asustado jamás ganaría un premio a la autoestima. Todo lo vemos a través de sus ojos, tanto lo que hacen y dicen los demás como sus propias interacciones con el resto de personajes, por no hablar de su percepción personal sobre todo lo que ocurre a su alrededor. A sus 21 años habla de sí misma como si fuese una cría, no le gusta su pelo, no le gusta su aspecto, no tiene experiencia en la vida, no tiene conversación, es demasiado tímida, viste muy mal... Si a una mujer así, demasiado joven, inmadura e impresionable, la meten en una mansión como Manderley, eje central de la vida social de la zona durante generaciones, y todo el mundo nada más verla suelta lo de "¡No te pareces nada a Rebecca!", con tono estupefacto, lo normal es que te obsesiones por saber cómo era la tal Rebecca y que te pongas a preguntar e indagar. ¿Qué descubre? Pues que si no quería taza, se va a atragantar con dos. Rebecca era la mujer más hermosa que jamás se hubiese visto, alta, delgada, elegante, fascinante, simpática, inteligente, afectuosa, amada por todos, deseada por todos, el centro de las miradas allá donde iba... ¿cómo no se va a poner nuestra prota a la defensiva? No tiene armas con las que luchar (y si las tiene no sabe usarlas), le gustaría ser mayor y tener más mundo, y encima no se siente segura del amor de Maxim y está convencida de que la compara continuamente con Rebecca... La protagonista nace con la piedra atada a los pies desde el principio, la autora hace toda una declaración de intenciones titulando al libro con el nombre de su rival y negándole a ella su propio nombre, y su misión durante todo la novela es encontrar el modo de sobreponerse a un entorno que le intimida para encontrarse a sí misma y sacar tarde o temprano a la señora de Winter que debe ser, da igual si la lleva dentro innata o no.

Rollo macabeo 3. Pegas de otros lectores al libro (que no son en absoluto las mías) al hilo de la protagonista.

Una de las cosas que creo que menos gusta a muchos lectores de este libro es precisamente la protagonista principal. No la soportan, les parece tan tontorrona y tan acomplejada que no conectan con ella, y yo me pregunto: si la protagonista no fuera así, ¿tendríamos historia? ¿De qué serviría que tuviese una fuerte personalidad y una gran confianza en sí misma para el propósito de la narración? Si nuestra aquella-que-no-tiene-nombre fuera diferente, llegaría a la casa y se comería a la Danvers, a los criados y a todo el que se le pusiera por delante con papas, que para eso es la nueva señora de Winter... pero es que entonces Rebecca como novela no tendría razón de ser. Necesitamos a una protagonista insegura que dude de sí misma y se hunda bajo el peso del fantasma y el recuerdo de su antecesora en el puesto. Necesitamos a una protagonista tan atemorizada de meter la pata en su nueva posición social que tenga hasta miedo de hablar con los criados. Necesitamos a una protagonista tan inmadura que rompa una figura y esconda los pedazos en un cajón como si fuera una cría pequeña para que no se entere nadie. Estamos dentro de su cabeza toda la narración, sabemos que es solo una muchacha que iba para dama de compañía y de repente se encuentra ejerciendo de señora de una mansión cuando sigue usando sus bragas remendadas y no sabe ni peinarse con algo de gracia, teniendo que lidiar encima con el recuerdo de una mujer pluscuamperfecta que no tiene la más mínima intención de esfumarse. ¿Resulta exasperante a veces! ¡Sí! ¿Es la intención? ¡También! ¡Dadle un respiro! Tiene mucha novela por delante para demostrarle al lector si es capaz de madurar, crecer y superar tanto complejo y tanto miedo.

Rollo macabeo 4. ¿Por qué hay que leer más a Daphne du Maurier?

O, cambiando la pregunta, ¿por qué no se lee más a Daphne du Maurier? Esta autora ha tenido que cargar durante mucho tiempo con el sambenito de escritora de segunda por el mero hecho de dedicar la mayor parte de su obra a los géneros de misterio y suspense. Desde hace algunos años esto ha cambiado, muchas mujeres son hoy en día un referente en este mercado literario, pero du Maurier sigue sin poder escapar del todo de esa burbuja de infravaloración en la que ha estado metida mucho tiempo. Aun así desde hace unos años se está apostando por la recuperación de su obra en castellano, algo que sus lectores entusiastas no podemos más que agradecer de corazón. Que pase de ser una autora subestimada a una valorada y apreciada en su justa medida depende en su mayor parte de la posibilidad de acercarse a su obra, y eso es algo que hay que agradecer a editoriales como Alba. ¿Y qué podrán encontrarse los lectores en esos libros? Una prosa elegante, sugestiva, atmosférica, sutil y lúcida; una inteligencia aguda a la hora de crear personajes, meterse en sus cabezas y hacerles pivotar de manera precisa en sus tramas; una capacidad extraordinaria para enlazar escenas, detalles, insinuaciones, diálogos... que funcionan como un reloj a la hora de dar sentido a los giros de trama sin que jamás se la pueda acusar de sacarse nada de la manga; y una dedicación absoluta a las ambientaciones de sus novelas, a sabiendas de que su éxito dependía de su singularidad y magnificencia a la hora de coger al lector de la mano y llevarlo hasta el mismo corazón de la historia.

Fin de los rollos macabeos. Diréis que estoy hablando mucho sin contar realmente nada, ¿no? Bien, es la intención, así que antes de que me vaya de la lengua sin darme cuenta, voy finiquitando. Os lo comentaba al principio, son ya cuatro veces con esta las que he leído el libro, he visto otras tantas adaptaciones diferentes, y lo sigo disfrutando igual. Me sigue pareciendo una joya, lo releeré cuantas veces más se tercien, seguirán fascinándome las mismas escenas y seguiré defendiendo la novela porque mi adoración por ella es totalmente genuina. No he tenido tiempo de revisionar la peli de Hitchcock, si no también la hubiese metido y os esperarían otros cuantos párrafos más (grandísima adaptación, por cierto, aunque tiene una diferencia importante y muy concreta con respecto al libro).
Enlace: http://inquilinasnetherfield..
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encarnipm
 15 March 2021
Una historia maravillosa, donde el principio no hace presagiar lo que va a ocurrir a lo largo de la novela. Rebeca siempre está ahí aunque no esté, es tan importante que la verdadera protagonista del libro no tiene ni nombre. Una chica que sufrirá bastante por Rebeca, una obra magnífica que solamente puedo recomendar.
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Lalectora
 17 November 2017
Je reviens...
Durante la estancia en un hotel de Montecarlo, como señorita de compañía de una señora norteamericana, una joven dulce e inexperta conoce a Maxim de Winter, un hombre apuesto y rico, aunque veinte años mayor que ella, que sin embargo, logra ganarse su corazón.
De forma algo precipitada, la pareja se casa y se traslada a Manderley, la mansión de la familia de Winter. No obstante, lo que al principio parecía el comienzo de una vida de ensueño, se vuelve hostil y amenazador cuando nuestra protagonista comprende que, hasta detrás del más ínfimo detalle está Rebecca (anterior esposa de Maxim), que siempre parece regresar de entre los muertos para vencer la partida.

Porque, en cierto modo, ella es el eje alrededor del cual todo gira en esta historia. de nuestra protagonista, sin embargo, no conocemos el nombre en ningún momento. Pero es su voz la que nos lleva de Montecarlo a Manderley. Conocemos sus pensamientos, sus sentimientos. Lo sabemos prácticamente todo de ella.Todo, excepto algo tan necesario para construir la propia identidad como su nombre.
La sofocante presencia de la difunta Rebecca hace mella en la pareja y empiezan a aparecer tensiones, debido sobretodo a que nuestra joven protagonista se siente continuamente comparada y relegada por la fantástica Rebecca. En ello influye especialmente la señora Danvers, el ama de llaves, que idolatraba a Rebecca hasta extremos espeluznantes y considera a nuestra narradora un pobre reflejo de ella. Así que, le hace la vida imposible. Es oscura, retorcida y calculadora. Y hasta aquí puedo leer sin hacer spoilers.
Lo mejor, la forma en la que está narrada, manteniendo la tensión en todo momento. Hace que pienses que algo gordo va a pasar a cada vuelta de página. Y la señora Danvers, el ama de llaves, tan espeluznante, hace que sientas un escalofrío por la espalda al ponerte en la piel de la protagonista.

Lo peor, lo sumamente frágil que es la protagonista. Vale que al principio es una chiquilla joven e inexperta, pero hay ocasiones en que dan ganas de que se espabile.
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