Rebeca

Recuerdo haber visto la película de Hitchcock cuando era muy pequeña y me impresionó mucho. Han pasado los años y cuando uno de los clubs de levtura que sigo en Instagram propuso la lectura de la novela de Daphne du Maurier decidí que ya era hora de ir a la fuente original. Si la película me había gustado la novela seguro que no me iba a dejar indiferente.
El principio fue un poco duro, no conseguí centrarme en lo que me estaban contando. No sé si os pasa a vosotros, pero a mí a veces se me hace difícil comenzar una nueva lectura cuando he acabado una que me ha absorbido mucho. En este caso la prosa puntillosa y el ritmo de la autora no ayudaban. Y tampoco ayudaba el hecho de que ya me sabía la historia, hay veces que es mejor ir a ciegas. Afortunadamente la cosa mejoró pasados los primeros capítulos y es entonces cuando me metí de lleno en la trama y caí rendida al embrujo de Manderley .
La historia nos la cuenta la joven e inexperta protagonista, recién casada con un rico hacendado que posee una enorme mansión en Inglaterra. A través de sus vivencias vamos conociendo a Rebeca, la difunta primera esposa de su marido y una mujer de fuerte personalidad que ha dejado huella en todos y en todo lo que rodea Manderley. La ambientación y el misterio nos va atrapando poco a poco y vamos a vivir junto con la protagonista cada nuevo descubrimiento, cada nueva verdad que sale a la luz y que va completando el retrato de una mujer compleja y llena de secretos. En el fondo esta es casi una novela de fantasmas: el fantasma de una mujer que ha sido importante, por diferentes motivos, en la vida de mucha gente, y que sigue influyendo incluso después de muerta. La joven protagonista deberá luchar para imponerse a ese fantasma y , como se dice en la novela, saldrá vencedora de la prueba pero no ilesa. Y es que al final la autora no libera a los protagonistas del peso del pasado y eso es lo que menos me ha gustado.