Fuerte como la muerte

Había empezado a leerlo creyendo que iba a ser una novela naturalista más, de esas a las que estoy tan acostumbrada, que pocas veces me sorprenden. Mientras avanzaba con la lectura, me di cuenta de que Fuerte como la muerte no es del montón.

La novela cuenta la historia de Olivier Bertin, un pintor de París que se enamora de una mujer durante las sesiones en las que debía retratarla. A pesar de que Annette está casada, no se rinden y comienzan una relación como amantes que se mantendrá con el tiempo. Lo interesante surge cuando la hija de Annette, quien tiene el mismo nombre y vive con su abuela en una mansión en el campo, cumple la edad suficiente como para volver a París y presentarse en sociedad. Las comparaciones con su madre y su lozanía traerán consecuencias.

Tal vez la historia sea predecible desde el momento en que Annette anuncia la llegada de su hija (y esto pasa en las primeras páginas), pero aun así el libro puede seguir disfrutándose porque no se torna aburrido. Nada de lo que sucede se da de la forma en que lo imaginé previamente, a tal punto que el final me sorprendió muchísimo.

Los personajes que Maupassant trazó en este libro fueron de mi total agrado. Nunca me gustó eso de que en aquella época fuera casi obligatorio tener un amante y mucho menos invitarlo a comer con la familia, pero Bertin y Annette se escaparon de mi mirada prejuiciosa. Su relación es delicada y sencilla, sin esos arrebatos de pasiones tóxicas que se encuentran en Bel Ami, por ejemplo. Cuando el equilibrio empieza a fisurarse, Maupassant aprovecha el narrador en tercera persona para meterse en las conciencias de la pareja y regala los mejores pasajes del libro. Uno puede sentir las preocupaciones sobre el paso del tiempo, el desgaste, el florecimiento de sensaciones nuevas, la confusión… Algunas cuestiones pueden parecer triviales, pero son muy ciertas. Tengo una sola queja (no está relacionado con lo anterior): los personajes secundarios no participan demasiado en la trama, son casi invisibles. Se los menciona y se los describe, pero no son más que un adorno o, en el mejor de los casos, actúan como disparador de un conflicto.

Se nota que es una de las últimas novelas de Maupassant por su madurez y por el cuidado que hay en las líneas. Fuerte como la muerte me fascinó y ya tiene su lugar entre mis favoritos.