Llevaba años detrás de este libro y hace unos meses lo encontré en una libreria de segunda mano y no me pude resistir a comprarlo. de este verano no pasaba de leerlo, y cuanto me arrepiento de no haber hecho caso antes a las buenas reseñas y opiniones. Porque es una auténtica maravilla. Me ha dejado con el corazón blandito y es que añoro ya a Amy y Roger. Una historia con dramas y sentimientos muy profundos. Pausado pero a la vez, necesario. No hace falta correr ni precipitarse. Todo sucede en su justo momento y te deja con ganas de seguir con los personajes un tramo más de sus vidas. Roger, el chico que nunca dice adiós. Debe aceptar la derrota, mirar atrás y ver que quizá no haya perdido tanto. Desenamorarse. Amy, una chica rota por el dolor y la culpa. Anclada en un momento muy crucial, no es ni una sombra de lo que solía ser. Tiene tanto que resolver, y lo hace tan bien. Desde el principio conecté mucho con ella, y sentí su dolor de una manera muy real. Su angustia traspasaba las páginas. Un amor inesperado, profundo y muy bello que me ha dejado sin palabras. Uno de los más bonitos que he leído. Y de fondo, un road-trip que te deja con unas ganas tremendas de coger el coche sin destino ni fecha de vuelta y atreverte a explorar el mundo. Volveré a estas páginas, volveré a esta escritora. |