Uno no ve la profundidad que adquiere la novela y los personajes hasta que lleva un buen trecho. Quizá ese comienzo ligero y al grano, parco en detalles, es lo que te permite adentrarte en la novela en busca de una historia de fantasmas para pasar el rato, pero nada más lejos de la realidad. Esa tensión entre la casa y los propios personajes, esas impactantes luchas interiores, los macabros acontecimientos cargados de realismo que ocurrieron en la casa... al final todo consigue una atmósfera sensacional y mantiene la tensión y el interés precisamente porque los personajes se enfrentan de manera muy personal a sus temores.
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