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Crítica de Inquilinas_Netherfield


Inquilinas_Netherfield
25 February 2021
Y la novia cerró la puerta fue publicado inicialmente en 2016 (un año antes del fallecimiento de la autora), aunque a España nos llegó la traducción el año pasado de la mano de la editorial Minúscula. ¿Su autora? Ronit Matalon, una de las voces de la literatura israelí más prominentes desde finales del siglo XX.

Y la novia cerró la puerta es de esos títulos que, sin que sirva de precedente, no engañan, así que la historia comienza tal cual, con una puerta cerrada y dos escenarios que están condenados a no entenderse: por un lado la novia, Margui, atrincherada en su habitación tras haber decidido que no, que se lo ha pensado mejor y no se casa; por el otro su familia y el novio, Mati, que no saben qué hacer ni qué decirle para que salga de la habitación y entre en razón. En un primer momento la familia consta de la madre de Margui, su abuela y su primo, pero pronto entran también en acción los padres del novio y otros personajes de los que no os voy a hablar. Y a todo esto no os he dicho lo más importante: que es el día de la boda, que Margui está vestida de novia en su habitación, que el novio y las familias están ya peinados y a medio arreglar y que, sobre todo, el convite para quinientos invitados ya está pagado y sin fianza que valga (lo pagado, pagado está). ¿Conseguirán que Margui salga de su habitación y dé una explicación de por qué no se quiere casar? Porque se ha cerrado en banda y no ha explicado los motivos. Yendo más allá... ¿conseguirán que salga de su habitación, dé una explicación de por qué no se quiere casar y finalmente cambie de opinión y se case? Pues cosas más imposibles se han visto.

Bien, lo primero es lo primero: la novia ha cerrado la puerta, y si su familia y novio no pueden entrar en ella y hablar con Margui, menos puede hacerlo el lector. Esa habitación está vedada para todo el mundo y lo que Margui hace en ella queda entre la autora y su personaje. La novia es, de hecho, la razón que justifica la existencia de esta historia, pero una vez que abre la caja de Pandora (momento del que nosotros como lectores no somos testigos porque cuando comienza la trama ya llevan horas intentando que salga de la habitación), se queda tras la puerta y hace mutis por el foro presencialmente hablando. Y si la novia nos está vedada, ¿qué nos queda entonces para entender cómo se ha llegado a este punto en el mismísimo día de su boda? Os diría que su familia y su novio, pero no, realmente solo nos queda su novio, porque la familia cumple otro cometido totalmente diferente en la historia.

Todo lo que conocemos sobre la relación entre Margui y Mati queda a merced de este último, así que la idea que podemos hacernos de la novia está (para mí) muy sesgada. Y no porque Mati hable mal de ella, todo lo contrario: la adora por encima de todas las cosas hasta el punto de que da la impresión de que vive totalmente dominado por ella. La que manda en esa relación es Margui, y Mati se dedica a seguirle el compás, a tragarse sus opiniones y a hacer todo siempre al gusto de ella aunque no sea de su propio gusto. de hecho en cierto modo dice que él no quería casarse, que la que quería casarse era ella, y ahora lo deja plantado sin explicación alguna. Y aun así la defiende en todo momento: no entiende por qué hace lo que hace, pero lo único que le pide es que le dé una explicación. Como lector piensas que son muchas más las cosas que los separan que las que los unen (a mí ni siquiera me ha caído bien Margui, las cosas como son), y por delante queda averiguar a qué conclusiones llegará el propio Mati.

¿Cuál es entonces el cometido de la familia en toda esta historia? Dejando aparte que ofrecen como grupo escenas realmente geniales cuando predomina la interacción entre ellos, y que resulta muy fácil imaginárselos en ese office con el vaso de cola y el peinado de peluquería intentando encontrar una solución a contrarreloj mientras esquivan las llamadas del salón de bodas, se toman la tensión y dicen algunas cosas que no (¿o sí?) piensan, sobre ellos recae el retrato social de la Israel de hoy en día, y aquí es donde hay que afinar mucho con lo que Ronit Matalon está intentando contarle al lector. Los recuerdos de Mati también ofrecen pinceladas, pero la diferencia resulta mucho más acusada cuando se tiene a los padres de Mati y a la familia de Margui juntos en escena. Y digo que hay que afinar mucho porque resulta complicado entender y captar todas estas pinceladas si no estás enormemente familiarizado con la sociedad israelí; la autora las da por sabidas y conocidas, como es normal.

Un lector medio (mi caso) llega a cosas básicas, como la entrada de un personaje palestino en la trama, todo lo que sucede alrededor de ese personaje y las implicaciones que tiene (por poner un ejemplo sin entrar en más detalles). Pero cosas muy específicas no las he entendido plenamente hasta que no he leído el epílogo de la traductora, como la existencia de dos comunidades como la mizrají (de cultura árabe, a la que pertenece la familia de Margui) y la asquenazí (de cultura occidental, a la que pertenece la familia de Mati), y el enorme abismo que sigue existiendo entre ambas en pleno siglo XXI. Estas diferencias subyacen en la base misma de muchos de los malentendidos y situaciones estrambóticas que se dan en el libro, resulta evidente el lazo con el que la autora intenta salvar las distancias en todo momento entre lo árabe y lo judío, pero hay cosas que, sinceramente, es imposible pillarlas sin ayuda, como cierta alusión a Chéjov.

Todo esto os lo cuento porque creo que Y la novia cerró la puerta es un libro que se puede leer dos maneras. Una es buscar en la historia lo que el libro y la sinopsis prometen y disfrutar en la medida de lo posible de lo que se cuenta en ella, sin más (que no es poco); la otra es intentar ir mucho más allá en la comprensión social de la Israel de hoy en día que nos muestra Matalon, en ser capaz de ver todas las cuestiones que plantea e intentar acompañarla hasta el fondo de todas ellas, pero para eso se necesita un poco de ayuda si no se conoce a fondo la sociedad israelí (al menos es la sensación que a mí me ha dejado). Y diréis "pues lo de siempre con la literatura de cualquier país que desconocemos a fondo". Y sí, claro, tenéis toda la razón, pero creo que en Y la novia cerró la puerta se pasan muchas cosas por alto sin ese conocimiento, y me veo en el deber de avisarlo.

Sobre el estilo de la autora, me ha gustado mucho en los diálogos cuando enfrenta a unos personajes con otros, porque tienen mucha verdad, suenan muy auténticos y se puede palpar una dinámica genuina entre todos ellos. Cuando se adentra en los pensamientos de Mati, no tanto. de todos modos admito que llevo un par de semanas que anímicamente no estoy bien y quizás me ha faltado un poco de paciencia con la autora en esas parrafadas sin puntos con cierto tufillo pedante; pretenden dar luz y ofrecer contexto tanto a la relación entre ellos dos como a los antecedentes que podrían haber derivado en la crítica situación del día de la boda, pero estaba deseando que la narración volviese a la cocina y ver lo que se cocía entre los cosuegros. Sé que cuando se dicen estas cosas en las reseñas siempre hay alguien que dice que tal, cual y Pascual, pero no por eso voy a dejar de decirlo si es lo que siento: quizás en otro momento hubiese sabido apreciar la muy galardonada prosa de Matalon, pero en mi momento actual no ha sido así.

De todos modos tengo que decir que este estilo parece que se va desvaneciendo conforme avanzan las páginas y que durante la segunda mitad no es tan acusado, lo que (no tan) casualmente coincide con la entrada de personajes adicionales en la trama y muchos eventos asociados a ella. Y yo lo he agradecido, lo digo como lo siento.

Por ir terminando, personajes como la abuela de Margui y los padres de Mati me parecen geniales (cada uno por razones muy diferentes), creo que los diálogos son en ocasiones hasta brillantes, y el valor de muchas de esas interacciones radica más en lo que callan que en lo que dicen (y dicen mucho, todo sin desperdicio)... pero luego hay cosas que no me han terminado de entusiasmar, incluyendo una información que se desvela bien avanzado el libro y que me ha parecido metida con calzador. El final es conmovedor, pero no probablemente por las razones que podáis imaginar a priori. La cuestión del derecho de la mujer a decidir si se casa o no se casa y a hacer lo que crea conveniente con su vida resulta evidente, pero no, no esperéis respuestas a muchas de las interrogantes que se plantean en el libro; no leáis este libro esperando tenerlo todo bien cerradito y ordenado porque lo mismo os lleváis un chasco.

En resumen, Y la novia cerró la puerta me ha gustado, pero no me ha encantado (sinceridad ante todo).
Enlace: http://inquilinasnetherfield..
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