La leyenda del lipizano

La leyenda del Lipizano pretende, y consigue rendir tributo a una raza ecuestre que, entre otras características, cambia su pelaje del negro con el que nace al blanco con el que se consagra.

El autor aprovecha esta asombrosa muda de abrigo como epicentro de un relato tan bello, como cargado de mensajes entre sus líneas.

Sería un atropello por mi parte contar del argumento mucho más de las dos pinceladas que abordo, pues en esta ocasión cualquier exceso podría romper la magia de cuanto lo rodea.

Dos hermanos huérfanos en tiempos de post guerra y una urgencia. El resto es mejor que lo resuelva la propia lectura que desde ya, recomiendo.

Martín dibuja una breve pero intensa leyenda novelada con esa pizca de fantasía que sazona a la realidad ficcionada para conseguir el bocado perfecto.
Un sabor agradable y que perdura en el tiempo.

Me gusta la combinación de que partes de las cosas no ocurran como espero, y otras sí, en especial, cuando tu no eres dueño de esa elección, sino que el autor te lleva por donde el relato quiere.

Lealtad, protección, naturaleza y amor incondicional, este último en una acepción que escapa de lo romántico, que no le damos el mérito que merece y sin embargo, es muy necesario.

Pese a su reducido tamaño o precisamente por ello, recomiendo una lectura pausada, dejando que te envuelva lo que acontece y su significado.

De prosa sencilla, ágil y directa, posee todos los ingredientes de cualquier leyenda antigua.
Y un recurso impagable para asombrar a los infantes cuando os piden un cuento nocturno.
En nuestras manos está difundirla.


Agradecer la invitación del autor y el regalo de su trabajo y esfuerzo del que he disfrutado y disfrutaré tratando de que trascienda cuando escuche nuevamente aquello de papá, cuéntame un cuento.