No me robó el corazón. Yo se lo entregué.
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No me robó el corazón. Yo se lo entregué.
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Tienes que transformar el error en algo de lo que puedas sacar partido.
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No podemos esperar que nadie nos libre del dolor que nos inflige la vida.
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A veces, oírnos decir algo nos aclara las ideas y no tenemos que preocuparnos de que parezca demasiado importante o el otro lo malinterprete.
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Es curioso que cuando uno está solo repara en sonidos que nunca oye cuando está con otra persona.
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¿Acaso alguien es lo que parece? La mayoría de nosotros significamos cosas distintas para personas distintas.
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Las muertes violentas propagan en las familias ondas de choque que afectan a varias generaciones.
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Sin lugar a dudas, las palabras encierran un poder misterioso.
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Es horrible cuando la gente no te contesta.
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No son los grandes acontecimientos los que necesariamente proporcionan más felicidad, sino las pequeñas cosas, tan fáciles de olvidar.
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Gregorio Samsa es un ...