Pecado y virtud

Tenemos los elementos habituales en el género: la heroína, una mujer adulta, solterona podrían decir, que se ha hecho a sí misma, que ha sufrido hasta llegar a donde está, que esconde algo que desconocemos y que iremos descubriendo a medida que avancemos en nuestra lectura; inteligente, resuelta, directa, clara y que se viste por los pies. Y le tenemos a él, el héroe romántico, del que muy pronto aprenderemos que detrás de esa fachada de frivolidad, juego, mujeres y alcohol, mucho alcohol, hay un hombre atormentado, lleno de defectos, carencias, miedos y con un gran valor, a pesar de él mismo. El choque entre los dos, esa historia de amor, podría ser una historia más pero no es así. Hay atracción, hay decepción, hay amistad, hay comprensión, hay búsqueda, hay apoyo y, al final, aceptación y amor, pero sin conformismo.

La esencia de esta novela no radica únicamente en el amor entre estos dos adultos que llevan su propio equipaje con ellos, a pesar de que es la parte central de la trama y lo que da sentido a la historia, sino también en su encuentro y cómo eso cambia todo.

Alys, o Lady Alys como la llaman algunos, es una mujer alta, con curvas, y sorprendentemente muy insegura para algunas cosas y muy segura para otras, y esa contradicción le hace ser quien es y tener el valor que tiene. Por otro lado, nuestro Reggie, un hombre cercano a los cuarenta años, pasado ya de rosca en muchos aspectos, también ha tenido que luchar contra lo que su realidad le impuso desde que se quedó huérfano a los seis años. Curioso es que no nos entretengan contándonos sus maravillosas cualidades físicas, que nosotros suponemos por nuestro goce lector, pero sí nos describen ese porte de caballero, esa atracción que consigue de los que le rodean y esa fuerza que imaginamos emana. Él es el fuerte en todo esto pero a la vez es el débil.

Como dato curioso os diré que hasta prácticamente el 70 u 80% del libro no aparece el año en el que se encuentra ambientada la novela (1876, creo, ahora mismo no lo recuerdo con exactitud), en la segunda mitad del siglo XIX, en plena época victoriana. No notaba la necesidad, mientras leía, de saber en qué época me encontraba, pero fue ver el año escrito y darme cuenta de lo importante que era para entender las imágenes del libro. Entonces, a mi mente, acudieron escenas más nítidas de esa protagonista vestida de institutriz con trajes anodinos, de colores oscuros, peinada con esos moños tirantes, serios, todo muy sobrio, pero con la distinción de encontrarnos en un momento en el que se vislumbraban cambios, tanto en la gestión de las propiedades, con avances en agricultura y producción, como, en cierta manera, en la mujer, y en su papel en la sociedad, que empezaba a dejarse notar, a salir de su situación encorsetada y marcada, a demostrar que podía tomar las riendas de su vida y tirar de ellas. Tened en cuenta que el título original va más en esta línea: The rake and the reformer, es decir, el vividor y la reformadora.

Sin destripar la esencia de esta novela en torno Reggie, porque ahí hay mucho que rascar, sí quiero deciros lo impresionante que me ha parecido el personaje que la autora nos describe. Para mí, la fuerza de Pecado y virtud la lleva él; con esa lucha interna que sufre, que realiza contra sí mismo, contra su fuerza de voluntad, contra sus demonios, que son miles, es increíble; y, ella, en un segundo plano, también llega a enfrentarse a esa manera que tiene de relacionarse con el mundo y con él, pero de una manera mucho más tierna. Precisamente, esto me ha llamado la atención; a pesar de que la novela no es tierna en sí, para mí Alys lo es en su mirada hacia él. La historia te permite dejarte llevar, te mete entre los personajes, esos momentos compartidos, esos miedos, esas situaciones llevadas al límite o la resolución de esos sentimientos.

Me ha gustado mucho la manera de la autora de marcar los tiempos, de construir las conversaciones y de introducirnos en otras pequeñas tramas que acompañan perfectamente. Es una historia fácil, de resolución sencilla, muy directa y muy certera, se lee de un tirón y te hace pensar que todo lo que toca esta autora debe ser igual de interesante.

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Una historia apasionante sobre el amor tardío, ambos personajes tienen un pasado a descubrir que los hace ser peculiares, y las ganas de un futuro juntos te hacen querer leer hasta ver sus vidas unidas, tiene algunos puntos que no me han convencido y quizá no haya llegado en mi mejor momento como lectora, pero lo he disfrutado y considero que tiene una trama que merece la pena descubrir.
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