Porque esto también es un secreto.
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Porque esto también es un secreto.
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Aunque June Crowley iba a misa todos los domingos, era una católica practicante en el sentido menos estricto de la palabra. Le daba tanta importancia a ir bien vestida como a comulgar.
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La sensación de aislamiento le resultaba asfixiante. Su padre tenía razón cuando le insistía en que buscara trabajo. Pero cuando solicitara un empleo le preguntarían si lo habían detenido alguna vez. ¿Qué les respondo? «Sí, estoy acusado de asesinato y llevo una tobillera electrónica. Pero no se preocupen, yo no la maté»
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No le contaré a nadie que me mojé las zapatillas, el pantalón y los calcetines, ni le hablaré a nadie del muchachote que golpeó a Kerry en la piscina. Porque eso también es un secreto.
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-Para nada. -Tanto el semblante como el lenguaje corporal de Alan reflejaban una actitud fiera y defensiva-. ¡Qué sentiría si la ciudad entera creyera que es un asesino? -espetó-. ¿Que sentiría si sus padres estuvieran tan seguros de que van a detenerlo que contrataran a un picapleitos de altos vuelos para defenderlo? ¿Qué sentiría si alguien asesinara a su novia, a la que quiere mucho?
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¿Quién le había arrebatado la vida a Kerry? ¿Quién podía haberle hecho algo así a alguien que prometía tanto y que tenía toda la vida por delante?
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Los pájaros cantan después de la tormenta ¿por qué no habrían de sentirse las personas igual de libres para deleitarse con el sol que les queda?
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10 negritos