La cocinera irlandesa

Esta es la historia de Mary, una mujer que ha trabajado duro durante toda su vida. Una mujer que, siendo aún una adolescente, ha dejado todo atrás para aventurarse en un mundo en el que no sabe lo que le espera. Es la historia de una mujer del siglo XX que ha conmovido a cientos de personas.

Aunque se trata de una novela con contenido biográfico, no debemos olvidar que gran parte de la historia está narrada desde el punto de vista de la autora, y que no podemos dar por cierto todo lo que hallemos en sus páginas, si bien es cierto que la autora asegura haber seguido un proceso de documentación. Dicho esto, procedo con la reseña:

Mary Mallon es una mujer irlandesa que lleva viviendo en Nueva York desde los 15 años (aunque en algún momento se menciona que tenía 14 cuando embarcó rumbo a Estados Unidos). Ha trabajado de lavandera durante un tiempo, pero tanto ella como el lector tiene claro que su profesión es la de cocinera. Es capaz de preparar deliciosos platos con pocos ingredientes, y se adapta a las exigencias y necesidades de cada familia para la que trabaja.

La personalidad de Mary es un poco prepotente y altanera, pero también es luchadora, feminista e inteligente. Ese pensamiento adelantado a su época, seguido del hecho de que convive con su pareja, Alfred Briehof, sin estar casados, le van a ocasionar bastantes problemas de cara a ganar credibilidad y respeto ante aquellos que la juzgan injustamente. Pero si hay algo que le va a llevar a que su vida cambie por completo es el descubrimiento del doctor George Soper: Mary transmite la fiebre tifoidea (no la confundáis con el tifus, que son enfermedades completamente diferentes) a través de lo que cocina, si bien ella asegura no haberla padecido jamás.

A lo largo de esta novela nos vamos a encontrar a distintas Marys, no porque sean personajes diferentes, sino porque hay una actitud cambiante en ella. Vamos a ver a la Mary tierna y cariñosa cuando está con los niños; a Mary frustrada y sometida cuando discute con Alfred, el doctor Soper o aquellos que intentan alejarla de su pasión: la cocina; Y también veremos a la Mary guerrera cuando lucha por salir de cada adversidad con la que se cruza.

Ha habido momentos en los que me ha costado empatizar con la protagonista de esta historia, debido a esa actitud terca y soberbia que ha mostrado en algunas ocasiones, pero también he sentido frustración, enfado y rechazo hacia el doctor Soper, cuando trataba de mantenerla encerrada y alejada del mundo. ¿Por qué esa fijación por ella? ¿Por qué ese trato tan injusto y fuera de lugar? Solo con pensar en ese personaje, siento enfado y desprecio.

Otro personaje al que no he podido evitar detestar es a Alfred Briehof, inmigrante alemán y pareja de Mary. Un personaje importante en esta obra, que nos lleva a ver a una Mary frustrada pero también sometida. Enamorada de él, consiente que gaste el dinero que ella gana en alcohol y en sus caprichos. Es incapaz de mantener un trabajo porque todos le aburren, y ella le mantiene y perdona en todas las ocasiones. Con cada desprecio hacia ella, cada actitud que Mary debería condenar y alejarla de él, llevará al lector a sentir impotencia ante una relación que es claramente tóxica.

Y, por último, tenemos North Brother, la isla a la que Mary Mallon es llevada en contra de su voluntad, para así dejar de transmitir la fiebre tifoidea a otras personas. Se trata de un lugar que es para ella como una prisión, en el que es incapaz de hacer amigos (salvo el carismático jardinero, John Cane) y en el que muestra una actitud desafiante.

Vamos a encontrar en esta novela una historia de superación, de amor por uno mismo, de pasión por un trabajo y de injusticias, relaciones tóxicas pero también  de amor sincero, amistad y respeto.

Una obra muy completa que me ha hecho sentir tantas cosas diferentes y que me ha tenido tan atrapada que es, sin duda, una de mis mejores lecturas de este año.