Memoria del frío

Un libro que me ha dado angustia, y del que he aprendido mucho sobre el trato dado a las mujeres represaliadas en la dictadura franquista..ya os podréis imaginar..
Está escrito por el hijo de Manuela del Arco, la mujer que más tiempo ha estado presa en la dictadura, y con una prosa muy cuidada y poética te va desgranando la historia de su familia (madre, padre y las mujeres que compartieron cautiverio con Manuela.)
Las protagonistas son mujeres de otro tiempo, echas de otra pasta, con ideales, con criterios propios y con una integridad y dignidad a prueba de torturas y continuos sufrimientos.
Gracias a las descripciones tan detalladas del autor sobre el día a día en una cárcel franquista me he sentido testigo directo del sufrimiento de todas ellas.
Se nota la ingente documentación consultada por el autor (además de los testimonios de primera mano de su madre) para construir esta mágnifica crónica en la que él también aparece como protagonista.
En conclusión: lo podemos tomar como un homenaje a esas luchadoras anónimas que quisieron legarnos un pais mejor, en un tiempo donde ni su mismo partido reconocía las heroicidades femeninas, mujeres que no se diluyeron en la vida gris del franquismo y siguieron luchando en la clandestinidad.
Me quedaba en el tintero la discreta denuncía al silencio del olvido en el que están sumidos los lugares del sufrimiento de esas mujeres, el polvo que va tapando la memoria colectiva y que nos hace susceptibles de volver a repetir la historia.

Han tenido que pasar semanas para animarme a remover el dolor y la impotencia que me provocó este libro. Enfrentarme a él supuso un choque áspero con el pasado, a la vez que me abrió una ventana a esa Historia que no podemos ni debemos olvidar.
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"Memoria del frío" es la crónica de lo que significó el triunfo del fascismo para millones mujeres corrientes y de lo que les ocurrió en las prisiones franquistas. Es la historia de todas ellas y, sobre todo, la historia de Manolita del Arco, la mujer que más tiempo pasó en esas cárceles. También es un relato de rebeldía, de lucha contra la dictadura, de historia del comunismo y una historia de amor privada de libertad, la de la propia Manolita y Angel, los padres del autor.
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Este libro es como una cajita que encierra muchos y diferentes sentimientos, sentimientos que emergen a medida que se avanza en la lectura. He sentido dolor por las crueles condiciones que padecían las y los presos de la dictadura, años después del final de la Guerra Civil; rabia por las vejaciones y la violencia justificadas y amparadas por el Régimen e indignación por todas esas familias que todavía no han sido reparadas. Pero también sentí esperanza, la misma que ellas nunca perdieron porque a pesar de la tortura, de las humillaciones y de la persecución fueron mujeres que resistieron, rieron y vivieron.
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Al terminar de leer el libro y, después de superar la congoja (el final es insuperable), me invadió una profunda admiración por el autor, por Miguel Martínez del Arco. Él mismo nos dice dentro lo duro que fue reconstruir la historia de sus padres, sólo espero que escribir le haya servido para curar las heridas que supuraban desde hacía tantos años.
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Se dice que lo que no se cuenta, no existe. Por eso, libros como "Memoria del frío" son necesarios y deberían llegar al máximo de lectores; a los que tenemos conciencia de lo que pasó y a los que lo ignoran.
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Gracias al autor por este libro y gracias a la Editorial Hoja de Lata por apostar por él.
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Qué no se salgan con la suya, qué no nos silencien

Me ha dejado rota. Hacía mucho que no lloraba tantas veces con un libro. He experimentado muchas emociones mientras leía… enfado, rabia, asco, miedo… pero también he sentido mucho amor, ternura, he cogido cariño a esas mujeres, presas políticas con las ideas claras. Luchando, batallando, rebeldía pura, sentido de la justicia. Por un país mejor, sin dictaduras ni caudillos, ni crímenes , ni cunetas llenas de fusilados. Perdieron amigos y amigas así. Despertados en mitad de la noche y asesinados al alba. Me lleno de ira con tan solo escribirlo.

Y entre toda esa masa gris, surge el amor, Manoli y Ángel… padres de Miguel Martínez del Arco. Escritor de este libro. Escribiendo a modo de novela la vida de sus padres. La vida de su madre: la mujer que más tiempo pasó en las cárceles franquistas. Entró como una muchacha de apenas 20 años. Salió con 40 años. Siempre rodeada de sus compañeras, amigas, cómo hermanas. de ellas también quiero hablar. Crearon una alianza, una unión a través de vínculos, de cuidados. Apoyos incondicionales. Más sororas que nunca. Posiblemente sin esos vínculos muchas de ellas no hubiesen aguantado los castigos y las torturas, el trato inhumano, la deshumanización de esas cárceles infectas de hambre, frío y piojos. Porque este libro vuelve a narrar lo que muchos otros y otras han denunciado ya: la sed de venganza, exterminio y daño de una dictadura que nunca debió existir. Hay un capítulo en especial que tras leerlo me quebró por dentro, por la dureza y la crueldad… no me esperaba algo así y a la vez no me sorprendía nada… si lo leéis entenderéis a qué me refiero, estoy segura.

Pienso que leer historias así debería ser algo así como asignatura pendiente de todos y todas. La historia de nuestro país, un episodio terrible, oscuro, feo. Conocer la verdad. Nombrarla, lo que se nombra existe, para no caer en los mismos errores y no honrar a los mismos años después.

Admiro a Manoli y a todas esas mujeres. Nada de mujeres en segundo plano. Estaban en primera línea, luchando sin respiro aún encarceladas. Las admiro con sus valentías y sus miedos. Más humanas que nunca.

No os lo diré en imperativo pero tenéis que leer este libro… os animo a ello.

Esta es una publicación tremendamente especial porque a la vorágine de sentimientos que provoca la novela en sí, hay que sumarle conocer al autor en persona en una maravillosa presentación en @libreramente2.0 , junto a Dani, uno de sus editores de @hojadelata_editorial . Comprobar el proceso de sanación que ha llevado a cabo el autor de sus propias vivencias y las de su madre Manoli, la mujer que más años consecutivos pasó en las cárceles franquistas, es toda una lección vital de generosidad y valentía.
Una novela que entremezcla realidad y ficción para dar voz a todas esas mujeres luchadoras, optimistas y con tantísimas ganas de vivir y gozar de un mundo mejor. Un trabajo inmenso de documentación y una labor literaria increíble que hacen de “Memoria del frío” un libro necesario para descubrir nuestra Historia desde un punto de vista poco habitual que nos descubre a todas esas mujeres sin caer en el victimismo. Un canto a la vida y a no olvidar.
Millones de gracias al autor por semejante libro, a la editorial por apostar por este tipo de manuscritos y a Enya por organizar siempre eventos de los que una sale esperanzada y reconciliada con la sociedad.
¡Ojalá sea capaz de crear ese futuro de colores de tu dedicatoria, Miguel! Un placer, de verdad.

Este es un libro necesario. Deberíamos leer esta historia sí o sí. Para saber qué sucedió, cómo, a quiénes. O para que no olvidemos que el relato es el que es. Que aunque haya muchas historias, todas forman un único tronco en el que se unen. La memoria. A veces recordar duele. Mucho. En ocasiones me ha costado seguir leyendo aunque, como en la vida, he reído y he llorado. Se me ha olvidado respirar.

Miguel Martínez del Arco nos acerca en Memoria del frío (Hoja de Lata Editorial, 2021), el relato de "las rojas", "las perdidas", esas mujeres a las que trataron de marchitar en las cárceles franquistas, mucho, muchísimo tiempo después de la Guerra Civil. al frente de este tapiz de mujeres fuertes, valientes a pesar del miedo, está su madre, Manuela del Arco, que sufre en su piel la represión, la violencia, la tortura. Y que no desfallece. No se rinde, aunque recorra penales en condiciones inmundas y deba lidiar con hombres estúpidos, que creen que haber ganado una guerra les otorga el derecho a disponer de la humanidad, de retorcerla hasta el horror. Entre toda esta injusticia reconoce al que será su compañero y padre del autor, Ángel Martínez, con el que mantendrá una relación epistolar, en muchas ocasiones, clandestina.

Miguel visita los lugares en los que estuvieron sus padres. Busca huellas de la barbarie. Reconstruir lo que fue para entender por qué esa lucha, si mereció la pena. Si compensó las visitas a la cárcel siendo niño, lo que les hicieron en la DGS. Cómo pasear por estos sitios malditos sin que a uno se le hiele la sangre. Sin recordar a los que perdieron la vida luchando por la libertad. La suya. La tuya. La mía.
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