Llanto en la tierra baldía

La historia comienza en un pueblo de Badajoz a principios de la década de 1930. Dámaso es un campesino pobre que tan sólo tiene una pequeñísima tierra llamada La Morena que el conde del lugar cedió a su padre por salvarle la vida. Con muchísimo esfuerzo, intentará sacar de ese secarral lo suficiente para sobrevivir. Sólo tiene esa pequeña tierra y su amor por Lucía, una joven de su edad. Pero la familia de ésta, conocida en la zona como los Gallos, se opone a su relación pues tienen ínfulas de casar a su bella hija/hermana con alguien poderoso.

En esta tesitura llega la guerra y trastoca la vida de todos.

“Llanto en la tierra baldía” nos narra una historia que, en su mayor parte, transcurre en los años anteriores y posteriores a la guerra civil. No habrá en ella, sin embargo, batallas; lo que la autora nos muestra es cómo se vivió en aquella zona, cómo se intentó sobrevivir. No sólo eso, también nos hablará de la situación del campo, de esos latifundios pertenecientes a una sola familia y cedidos para su trabajo a los campesinos. Es más, también de esas tierras que ni siquiera eran cedidas; esas tierras dejadas año tras año sin cultivar, esas tierras baldías. La gente se moría de hambre mientras que las tierras se dejaban sin cultivar. Esta parte es la que más me ha gustado de la novela. Mi familia viene de tierras castellanas y allí no se estila eso de los latifundios. No todo el mundo tiene tierras pero –al menos en los pueblos de mis padres- sí la mayoría. Más o menos, grandes o pequeñas, casi todo el mundo tenía y tiene su tierra y, gracias al cultivo personal de la misma y a los huevos y la leche que las gallinas y las vacas que la mayoría tenía en el corral de su casa, quien más quien menos pasaba la vida con relativa solvencia, al menos sin pasar hambre. He descubierto en esta novela otras tierras y otra sociedad distinta. Me he encontrado con un conde que tenía casi todas las tierras del lugar, con una o dos familias que, por debajo de él, dirigían todo el cotarro. Y luego toda una inmensa mayoría de aparceros medio muertos de hambre, Y me ha dado mucha rabia. Me ha dado rabia pero al mismo tiempo me ha gustado descubrir esa sociedad que tan bien describe Toti Martínez de Lezea.

También me ha gustado ver cómo allí como en muchos otros sitios –y aquí sí que incluyo los pueblos de mis padres- la gente peleó en el bando que le tocó y fueron pocos quienes pelearon por convicciones políticas. Sí que los hubo y en la novela encontraremos algunos de éstos que aprovecharon para luchar por sus creencias y sus derechos pero también hubo muchos otros a los que alistaron a la fuerza en el bando que en aquella zona dominaba.

“Llanto en la tierra baldía” es una novela dura. Dura es la situación de Dámaso y de los demás antes de empezar la guerra. A Dámaso le pasan muchas cosas y casi ninguna buena. Fiel reflejo de lo que les pasa a los demás. Dura es su situación durante la guerra y dura seguirá siendo después. Las injusticias, los caciquismos imperan en el pueblo de Badajoz en el que se sitúa la novela. Y en el caso de Dámaso también la venganza.

La mayor parte de la historia transcurre en esos años treinta anteriores y posteriores a la guerra. Pero también tendremos un hilo que transcurrirá años después. En esa subtrama conoceremos a Manuel, hijo de Dámaso que vive en Bilbao. Son los años sesenta y el franquismo sigue plenamente establecido en la sociedad. También las desigualdades e injusticias pero, en este caso, no estarán relacionadas con la agricultura sino con la industria. Esa industria vizcaína en la que tantos emigrantes castellanos y extremeños trabajaron. Una época en la que hay conatos de movimiento obrero duramente reprimidos por el gobierno.

Me ha gustado mucho “Llanto en la tierra baldía”. Leer a Toti es siempre un gusto. Sus novelas son tan humanas y personales, tan revestidas de realidad que te las crees. Nos cuenta la “pequeña historia”, la de esas gentes que vivieron los acontecimientos históricos desde fuera, que más que vivir, lo que hacían era sobrevivir. Los personajes de la novela no son reales pero bien pudieran serlo. Seguro que en la realidad hubo un hombre muy parecido a Dámaso y al que le pasaron cosas similares. O a Lucía, o a Aquilino, o a los Gallos… Dentro de lo corta que es la novela –apenas llega a trescientas hojas- todos los personajes están bien perfilados y resultan creíbles.


Conclusión final

Una vez más, he disfrutado de la prosa y de las bonitas historias que nos cuenta Toti Martínez de Lezea. “Llanto en la tierra baldía” es una novela de ambientación histórica, de amor, de guerra, de lucha y de venganza que no dudo en recomendaros.
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