Continuación de El verdugo de Dios, una novela con muy buena base pero para mi gusto excesivamente lenta y repetitiva en sus situaciones, aunque debo admitir que el último tramo agarra velocidad y se vuelve más interesante. Todo él conocimiento de la autora queda plasmado en la lectura porque se ve que ha sido muy bien documentada. Los personajes muy planos, difícil conectar con ellos, excepto Robert Leprtit que lo odias si o si! Increíble que haya sido un personaje de la vida real.
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