Tú y otros desastres naturales

La portada es una preciosidad. Todo el mundo alaba esta novela. Incluso algunos afirman que leerla les ha cambiado la vida y que, si la hubieran leído antes, quizá habrían tomado otro tipo de decisiones. Ante estas consignas y ante el hecho indiscutible de que todo el mundo se sentía abrumado tras su lectura, me lancé de cabeza a leerla en cuanto pude porque, no solo la premisa me resultaba atractiva, sino que las opiniones que leía y escuchaba eran muy favorables y comentaban cosas que me llamaban mucho la atención y que me auguraban una magnífica lectura. Lo que no sabía es que mi opinión se convertiría en impopular. Porque sí, aquí vengo yo a hacer de abogada del diablo y a contaros el por qué me he sentido estafada con Tú y otros desastres naturales y por qué todas las cosas que esta novela me prometía se han quedado en nada.

Harper es una chica extremadamente insegura, vulnerable y que tiene muy en cuenta las opiniones de los demás antes de tomar sus decisiones. Lo más arriesgado que ha hecho ha sido decidir estudiar Literatura en la universidad, contra todo pronóstico y en contra de los consejos de su padre, ya que los libros son su gran pasión y trabajar en la empresa de su padre como economista no encajaba en sus planes. Está haciendo prácticas en una editorial, sacando notas envidiables y es una de las mejores estudiantes de su promoción. le espera un futuro brillante que ya es capaz de tocar con los dedos y se siente feliz porque está a punto de alcanzar lo que más desea y por lo que lleva luchando mucho tiempo.

Pero esa certeza se romperá cuando fallece su abuela, Sophia, la mujer que la crió y que actuó como su madre Harper perdió a la suya con seis años a causa de un cáncer. Su abuela le deja un legado que Harper no puede tan solo ignorar: la librería que siempre regentó y la casa que con tanto esfuerzo consiguió. Para Harper, gran parte de sus momentos más felices ocurrieron en las paredes de esa librería. Ser la nueva dueña y continuar con el deseo de su abuela es extremadamente tentador y algo que le encantaría hacer, pero eso implicaría dar carpetazo a toda la vida que ha construido en Toronto y a todos sus logros académicos y laborales, así como decir adiós a una oportunidad magnífica de trabajar en una editorial de prestigio como editora. El camino que tan claro tenía y que estaba decidida a seguir ahora se bifurca en dos opciones igual de tentadoras. Su inseguridad atacará de nuevo. ¿Qué debería hacer? ¿Vender las propiedades de su abuela y centrarse en todo lo que con tanto esfuerzo había conseguido? ¿O mantener la librería y, al mismo tiempo, animarse a cumplir su sueño de ser escritora?
Partiendo de la sinopsis, esta historia tenía todos los elementos que me gustaban. Cuando comencé a leerla, no pude sino sentirme identificada con la protagonista y la decisión tan importante que tenía que tomar. Creo que todos, o casi todos, hemos estado alguna vez en esa tesitura en la que lo tenemos todo claro y de repente nos aparece una opción inesperada que merece ser valorada. O también puede que nos hayamos encontrado en una encrucijada donde no sabemos qué sendero tomar y qué opción será la mejor para nosotros, cuál nos hará feliz... Por eso, que Harper se viera en esa situación era algo que me atraía mucho porque es un enredo en el que, estoy segura, todos nos hemos visto alguna vez en la vida y nos hemos sentido tan perdidos y frustrados como ella. Que Harper sea insegura y que valore por encima de todo las opiniones y las expectativas de los demás para, en función de eso, guiar su futuro también es algo que me atraía de esta novela porque era como un retrato de mi propia personalidad. Es por esto que los primeros capítulos los disfruté muchísimo y me los leí del tirón porque verdaderamente estaba conectado con la protagonista y estaba viéndome reflejada entre las páginas. El problema fue cuando apareció Trey.

Desde la primera escena en la que se nos presenta a este personaje y las impresiones que tiene Harper de él es bastante evidente que el amor va a cobrar importancia en la novela. Lo que no imaginaba es que iba a terminar convirtiéndose en el tema principal. Hay dos cosas alrededor de Trey que no he soportado y ninguna es realmente culpa suya.

La primera es que detesto la manera que tiene Harper de comportarse con respecto a Trey. En cuanto le ve, Harper te deja bien claro que no lo soporta, que le odia por algo que hizo Trey en el pasado y que le partió el corazón, ya que ella estaba enamorada de él. Obviamente no te cuenta qué es (a pesar de que lo menciona, literalmente, cada vez que Trey aparece, ya sea físicamente o en sus pensamientos) y esto ya de por sí es bastante cansino porque cada vez que se nos menciona a este personaje es una excusa para que Harper de rienda suelta a su dramatismo y nos insista una y otra vez en lo mucho que le odia y en lo dolida que está sin que el lector tenga ni idea de por qué porque se supone que es un "gran misterio". Respecto a este odio, algo que me molestó sobre manera es que Harper insiste en que Trey parece no tener ni idea de por qué Harper no quiere saber nada de él. Cada vez que Harper le hace algún desprecio o le dedica alguna mala palabra, mientras Trey solo intenta ser amable con ella, la protagonista incide en el hecho de que Trey realmente parece no entender por qué Harper se está comportando de esa manera, que está confuso y que no comprende el por qué de su odio hacia él. Y aun así, ella sigue siendo una auténtica víbora con Trey. Ojo, no digo que el comportamiento de Harper no esté justificado, pero si ella misma admite que Trey no sabe el por qué de su odio, ¿por qué no simplemente habláis como personas civilizadas en vez de que Harper se comporte de una forma tan infantil? Porque entonces se desvelaría demasiado pronto el "qué pasó", supongo, pero la forma en la que este hecho del pasado está construida lo único que consigue es que Harper se convierta en una chica repelente y tremendamente inmadura. Es por esto que la conexión que sentí con Harper y su problemática al inicio fue desapareciendo conforme avanzaba la novela por la forma tan estúpida en la que se comporta con respecto a Trey.

Otra cosa que también me puso de los nervios es el tópico de "le odio mucho, pero es que míralo, qué guapo, cómo sonríe, que bueno está. Fue un cabrón conmigo, pero es que uf, que ganas de comerle la boca" y así todo el maldito rato. Es algo que nunca entenderé. Si odias a alguien y, además, tienes motivos justificados (porque el de Harper lo es y mucho), le odias y punto, no estás pensando todo el rato en que te empotre. Especialmente por lo duro que es lo que pasó entre ambos personajes, lo cual debería ser motivo más que de sobra para que Harper no quiera tocarle ni con un palo. Pero es que claro, Trey es guapísimo y ya sabemos que a los personajes guapísimos y con una personalidad arrebatadora no se les puede odiar del todo.


Siguiendo con la trama principal, como Harper se ve abrumada porque no sabe qué hacer con su futuro y como Trey ha reaparecido en su vida, su hermana mayor, Haley, decide regalarle unos billetes a Harper para que se vaya unos días de vacaciones a una casa que compró en la isla de Pequeño Príncipe. Allí, aislada de todo, Harper podrá relajarse y disfrutar de unos días para ella sola, sin estar rodeada de gente que la presione (como su padre, que luego hablaremos de él). al principio se muestra reticente, pero al final la idea le resulta atractiva y decide marcharse. Lo que no sabe es que, oh, sorpresa, Trey, al ser amigo de la familia, va a irrumpir en la casa. Trey es arquitecto y un gran amigo de Scott, el esposo de la hermana de Harper. Scott le ha pedido que, mientras ellos están de luna de miel, vaya a la casa para ver si se podía ampliar y hacer ciertas obras como sorpresa para Haley. Por lo que ni Harper sabe que Trey iba a estar allí ni viceversa. Nadie podía esperar este giro de guion (espero que se note mucho mi sarcasmo). Si antes de eso ya empezaba a olerme que el romance coparía toda la novela y sería el plato principal, dejando en segundo lugar lo que prometía la sinopsis, el hecho de que Trey apareciera en estos momentos y los dos fueran a pasar varios días solos en una casa en la playa ya fue la confirmación de que esto iba a ser una novela romántica y punto.

A partir de este instante pues, la máxima preocupación de Harper es Trey. También está preocupada por su futuro, sí, pero esto pasa a un claro segundo plano porque no puede pensar en otra cosa que no sea en Trey y en el daño que le hizo (que él desconoce) y en lo mucho que le odia, pero oye, es que es MUY guapo y claro, eso la desconcentra. Así pues, la novela comienza a convertirse en una serie de clichés tras otro y en una historia de lo más predecible. Trey se nos presenta como el chico perfecto que tuvo errores en el pasado, pero que, como ha cambiado y es un chico bueno, dulce, caritativo, que quiere ser arquitecto para construir refugios y ayudar de manera altruista a los demás, pues de repente no tienen ningún defecto. Pero ninguno, eh. Y como era de esperar, el "malentendido" entre ellos termina siendo aclarado y el resto ya os lo imagináis. Así que Tú y otros desastres naturales termina siendo un 70% novela de amor y 30% reflexiones sobre tomar decisiones importantes y lo mucho que influyen los demás en tu vida. Y eso fue lo que más me repateó porque siento que me lo han vendido con los porcentajes invertidos, que en las reseñas se centran sobre todo en esa incertidumbre de Harper con respecto a su futuro y en cómo debemos reflexionar acerca de nosotros mismos y de qué es lo más importante, si la felicidad o el prestigio, cuando, en realidad, se trata de una novela romántica y ya está.


El tiempo que transcurren los dos en la playa fue puro relleno. de verdad. No aportó absolutamente nada, solo fue una excusa (y una excusa muy mala y muy poco elaborada) para que ambos limaran asperezas, se dieran una nueva oportunidad y volvieran a empezar. Y ya está. Además, la narración se centra constantemente en los pensamientos de Harper que son todo dramatismo y que giran alrededor de Trey y, muy de vez en cuando, aportan alguna reflexión sobre si continuar trabajando en la editorial o si encargarse de la librería de su abuela. Respecto a esto, otra cosa que me molestó es que los personajes secundarios existen para darle consejos. O sea, todas las personas a las que conoce en la isla están ahí con la única excusa de, en algún momento, darle a Harper un consejo no solicitado sobre su situación, lo cual, a su vez, sirve de excusa para que Harper esté durante varias páginas pensando sobre qué hacer sobre su futuro en bucle. Pero es que de verdad, esta parte que, en teoría, debería ser la más importante, está cero desarrollada. Es como que Harper tiene un dilema que va repitiendo hasta la saciedad a lo largo de toda la novela sin sacar ninguna conclusión. Es cansino, aburrido y no le aporta nada a la trama. Entiendo que cuando nos obcecamos en algo no dejamos de darle vueltas a eso, pero es que la manera en la que está planteado en la novela lo convierte en algo tremendamente aburrido. Es como que la autora tiene una idea y repite esa idea durante cuatrocientas páginas, tan solo cambiando un poco las palabras que utiliza y ya está. La estancia en la casa de la playa también es aburridísima porque lo único que hace Harper es recibir consejos de los vecinos, pasear por la playa y fantasear con Trey. Ah, y leer en bucle Ana de las tejas verdes, un libro con un profundo significado para ella (que te repetirá cada vez que el maldito libro sea mencionado).

En cuanto al final fue ridículo. En primer lugar, Harper toma su decisión gracias a Trey. O sea, que todas las reflexiones y toda la turra que nos da Harper en sus pensamientos no sirve para nada porque aparece Trey, como no, y en un par de líneas le abre los ojos y Harper ve su futuro super claro. Esto de por sí no me molestaría, pero es que cansa bastante que en la literatura juvenil la mayoría de mujeres acaben escogiendo su destino en función de un hombre. Como si el chico que te gusta fuera lo único que puede ayudarte a elegir sabiamente y a clarificar tu futuro. Por otro lado, también de cara al final se aclara por fin por qué su padre la odia tanto. El padre de Harper la desprecia constantemente, nunca está de acuerdo con sus decisiones; para él Harper no hace nada bien y considera una ofensa que no quiera seguir sus pasos ni trabajar en su empresa. Pues bueno, cuando su padre le confiesa en por qué de su odio, Harper toma una determinada decisión que me puso de los nervios. Si ya el personaje me caía mal por ser repelente, pesada, cansina e inmadura, la decisión que toma en este momento fue el culmen. Y sinceramente, creo que la autora solo hizo esto para añadir aún más drama a la historia porque si eliminamos esta parte del libro no cambiaría absolutamente nada. Es que no solo la mayoría del libro me pareció puro relleno, sino que hay situaciones que están colocadas en la historia tan solo para darle puro drama y ya está. Y luego en cuanto al final final, el definitivo, el que sucede justo después de que Harper tome esta decisión fatídica, también era predecible. Se supone que debía conmover al lector y hacerte soltar un "ooooh" de lo sorpresivo y lo bonito del mismo, pero a mí solo me hizo poner los ojos en blanco (como gran parte de la novela, vaya).

No digo que la novela sea mala, digo que esta novela no ha sido para mí. Si llego a saber que la trama es una burda excusa para desarrollar una historia de amor adolescente (que los protagonistas tienen más de veinte años, pero de verdad, se comportan como quinceañeros) no la habría leído. No me ha conmovido, no me ha parecido una historia bonita, no me ha cambiado la vida, no me ha hecho cambiar mi punto de vista ni me ha ayudado en absoluto (como muchas reseñas prometían en lo referente a las decisiones que tiene que tomar Harper). Tú y otros desastres naturales me ha resultado una novela sin más, del montón, de la que podría haber prescindido porque no me aportado nada ni me ha parecido una historia de amor memorable.

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