Monteperdido

Necesitamos vivir rodeados de una familia. El resto de los animales lo hacen por protección, porque en manada son una presa más difícil. Nuestra mayor diferencia con ellos es que el ser humano es capaz de contar su propia vida. Su historia. Pero no puede hacerlo si está solo.

Al perder a un padre, una madre, un amigo, también se puede una parte de tu propia vida: esa de la que él fue testigo. Esa vida transcurrida a su lado y que solo la persona que muere podría contar.

Cuando nadie mira, ¿quién eres? Nadie o lo que quieras ser.

Un hilo rojo conecta a aquellos que están destinados a encontrarse.

Nadie es capaz de vivir sin un futuro, sin una idea de lo que sucederá mañana.

El tiempo se dilata y se contrae de una forma caprichosa en la memoria.

Nadie piensa con claridad si no ha descansado lo suficiente.

Toda excusa es una justificación y lo último que quiere escuchar alguien que ha perdido a un ser querido es una justificación. No hay razón que valide el dolor. Aceptar esas disculpas supone asumir que no hay responsables.

"Al perder a un padre, una madre, un amigo, también se pierde una parte de tu propia vida: esa de la que él fue testigo. Esa vida transcurrida a su lado y que sólo la persona que muere podríamos contar"

A esa esperanza es a lo que nos agarramos.