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Crítica de AlhanaRhiverCross


AlhanaRhiverCross
25 August 2019
Como viene siendo habitual, no sabía de qué iba esta historia porque confiaba plenamente en Belén Martínez, a quien ya había leído con Una sonata de verano y aquí podéis ver lo muchísimo que me gustó. Pese a que antes de empezar no supiera qué me encontraría, no tenía ninguna duda de que si se mantenía fiel a ese estilo tan cuidado, esta historia tendría que ser muy simple o muy superficial para que yo no la disfrutara tanto como su otra novela. Además, ambas novelas comparten universos y hacia el final de Cuando reescribamos la historia hay un guiño precioso que nos regala la autora por si el final de este libro no es lo suficientemente emotivo. Así que no solo no me ha decepcionado sino que creo que ha superado todas mis expectativas con respecto a la historia tan completa que me he encontrado en este libro.

La trama comienza en 2018, cuando Julen y su mejor amiga Melissa acuden a una reunión de ex alumnos a su antiguo instituto después de que hayan pasado 10 años sin haber vuelto a ver a sus compañeros. Algunos, como Julen, han conseguido algunas de sus metas (como convertirse en editor) pero otros solo han ido de mal en peor, como Ibai, el mejor amigo de la infancia de Julen. En su adolescencia, Ibai se había ido distanciando poco a poco de Julen hasta convertirse en casi desconocidos, de forma que ni el mismo Julen se explica cómo justo antes de terminar el instituto, Ibai llegó a matar a una persona a golpes, lo que provocó que pasará los siguientes 10 años en prisión. Ahora Ibai acude a la reunión de ex alumnos después de haber cumplido su condena solo para entregar su diario a Julen en el que le explica sus razones. Sin embargo, esa noche, una luna roja brilla en el cielo y antes de que ocurra una tragedia sin que tenga vuelta atrás, Julen comienza a leer el diario de Ibai y a la mañana siguiente se despierta en 2008, el curso en el que todo se tuerce.

A partir de ahí acompañamos a Julen como narrador en primera persona intentando comprender qué ha pasado y cómo es que sabe lo que ocurrirá dentro de 10 años, sin saber si es un sueño o una alucinación, si es real o si de verdad ha sido un aviso de que puede cambiar las cosas antes de que sea demasiado tarde. Este es el único toque mágico que tiene la novela porque todo el desarrollo de la trama es completamente realista con una historia personal de cada uno de los personajes. Julen es un chico amable, tranquilo y que no destaca en nada pero aun así trata de hacer lo posible para impedir que se cumpla el futuro que ha visto, como por ejemplo, apuntarse al club de atletismo aunque se asfixie cuando corre diez pasos solo para volver a acercarse a Ibai, su antiguo mejor amigo, quien se distanció de él sin mayores explicaciones pero ahora Ibai no entiende por qué Julen intenta retomar la relación. La relación entre ambos es desde luego el punto fuerte de la novela y la trama en torno a la que giran todas las demás pero no esperaba que además tuviera unas subtramas tan potentes apoyándose en la principal.

Me ha encantado conocer a Julen porque es un chico con el que es muy fácil identificarse: sus pensamientos a veces son divertidos o cómicos y otras veces transmiten la angustia que siente ante determinadas situaciones. Con respecto al resto de los personajes, se pueden destacar tres principales además del protagonista y narrador: Melissa, Ibai y Oliver. Melissa es una chica latina y lesbiana que no se atreve a decirle a nadie su orientación sexual; Ibai es un chico solitario y borde al que no soporta demasiado bien el contacto humano ni relacionarse de una forma sana; por su parte, Oliver es el listillo repelente que solo quiere estudiar y estudiar para conseguir entrar en Medicina sin que le importe mucho caer mal porque no está en el instituto para hacer amigos. Los tres son fundamentales para la evolución del protagonista y todos ellos se han metido en mi corazoncito por diferentes motivos, aunque el principal es que no he podido ir prediciendo por dónde iban a ir sus respectivas tramas ni cómo se desarrollaría la relación de cada uno con respecto a Julen, así que el factor sorpresa y el ser completamente impredecible es otro de los puntos más fuertes con los que ha sabido jugar muy bien la autora.

Tengo que reconocer que Belén Martínez ha logrado que todas y cada una de sus personalidades del protagonista y del resto de personajes principales me hayan atrapado desde que hacen su primera aparición. Son personajes súper interesantes con una historia personal apoyando su carácter y creando un aura de misterio en cada uno de ellos porque todos tienen algo que no conocemos en la primera presentación. Todos ellos arrastran algún tipo de obstáculo o dificultad que deben superar en su último año de instituto y Julen intenta hacer todo lo que está en su mano por cambiar su futuro o al menos mejorarlo, aunque no se imagina los secretos que pueden llegar a guardar. Esos pequeños misterios de cada uno también son alicientes suficientes para hacer que el libro se vuelva adictivo pero todo se vuelve más y más atrapante cuando comienza el puntillo de romance que impregna la novela en general, primero de forma tácita y a medida que avanzan los sentimientos de los personajes, de una manera tan inesperada y tierna que no puedo menos que aplaudir a la autora por cómo sabe llevar y construir una relación (o varias) con montones de matices grises.

Por lo demás, creo que no me voy a cansar de recomendar a Belén Martínez y su preciosa prosa. No es que tenga muchísimas florituras para hacer una narración grandilocuente sino más bien todo lo contrario. Su verdadero potencial está en crear una narración sencilla sin grandes recovecos en las frases para expresar unas ideas muy simples y así poder transmitir sentimientos más complejos, metiéndonos en la piel (y la mente) de los personajes y de todo lo que están sintiendo, poniéndonos en la situación y haciendo que empaticemos con sus inseguridades, sus dudas y sus problemáticas concretas. El libro toca algunos temas muy duros (bullying, suicidio, homofobia…) que están pensados para concienciarnos de la realidad que vivimos y de las consecuencias que pueden tener los pequeños gestos para bien o para mal en la vida de las personas que nos rodean. La historia de Julen ha sido una sorpresa enorme que no sabía que necesitaba leer hasta que la he terminado y la he podido digerir con calma como se merece.

Resumiendo un poco lo anterior y por si no se ha notado lo encantada que estoy con esta novela, me he encontrado una historia redonda en todos los aspectos que ha logrado emocionarme en cada una de las etapas por las que pasan el protagonista y sus compañeros. Aunque en su mayoría tiene escenas cómicas o distendidas, algunos tramos pueden resultar duros por los que temas que se tocan pero nada que no se pueda asimilar con facilidad, aunque solo sea para que nos demos cuenta de lo importante que puede ser ayudar a una persona incluso si no tenemos la suerte, como Julen, de saber lo que pasará si no lo hacemos. de nuevo, Belén Martínez ha conseguido que sienta un vacío enorme al terminar otra de sus historias y aunque no pensaba que fuera posible que se superase a sí misma, lo ha vuelto a hacer, desde las primeras páginas hasta el emocionante final me ha vuelto a atrapar en una historia muy realista con un toque mágico tan sutil.
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