Juntos somos magia

Admiraba a las personas que luchaban por mejorar. A las personas que se esforzaban cada día, incluso cuando no les apetecía. Incluso cuando no era fácil hacerlo.

La familia no es la que tiene tu sangre, sino la que te apoya en los momentos en los que lo necesitas. Estoy eligiendo mi propia familia.

Era curioso como una persona podía tener sentimientos tan opuestos entre sí a un mismo suceso y, a la vez, que todos ellos fuesen reales. Supongo que cada uno podía elegir con cuál de los sentimientos quedarse. Y, en buena medida, de eso dependía la calidad de las personas que éramos: de elegir el sentimiento correcto con el que quedarnos.

Me había cansado de sentir que no era suficiente.
Me había cansado de que mi vida no fuese como yo quería.
Me había cansado de estar estancada en un sitio que no era mi lugar, y sabía que Washington no lo era.

Nunca había sentido una conexión tan instantánea con nadie.
Ella me relajaba, me hacía sentir bien, pero, a la vez, me retaba y me hacía desear ser mejor.

Este era el primer día de mi nueva vida.

¿Por qué se lo había tenido que contar todo? Me había hecho sentirme muy vulnerable hacerlo. No me sentía cómoda siendo tan vulnerable. Lo odiaba. Yo era una mujer fuerte y segura que luchaba por sus sueños. ¿Por qué le había tenido que mostrar esa faceta de mí?

La pérdida de mi madre dolía cada día. Incluso tenía miedo de que un día dejase de doler. Me daba miedo que eso significase que la había olvidado y ella no se merecía eso. Había sido lo mejor de mi vida.

Era curioso como una persona podía tener sentimientos tan opuestos entre sí a un mismo suceso y, a la vez, que todos ellos fuesen reales. Supongo que cada uno podía elegir con cuál de los sentimientos quedarse. Y, en buena medida, de eso dependía la calidad de las personas que éramos: de elegir el sentimiento correcto con el que quedarnos

Sarah era en sí misma un misterio. Una caja cerrada que yo ansiaba abrir.