Las bondades de un asesino como su nombre indica, trata de mostrarnos, desde la perspectiva de la ironía y el humor, las andanzas de un asesino en serie simpático y bonachón. Narrado en primera persona, esta historia que parte de una premisa muy buena, hace aguas por todos lados, y no lo digo porque esté mal escrita, que para nada, lo digo porque su “humor” ha rozado, para mi gusto, el exceso. Puede haber sido mi problema, puedo no haber entendido su fina ironía inglesa sofisticada y ácida, puedo haberme dejado llevar por mis propias vivencias personales que este mes no han dejado mucha cabida al humor, puede haber múltiples motivos, pero lo mire por donde lo mire, esta novela es por momentos desagradable, de mal gusto e irrespetuosa. Es apología de la violencia e incluso por veces homófoba y machista. No, no es para mí. Mi humor no es tan sofisticado. Una parodia muy bien escrita, pero que a mí no me ha hecho ni pizca de gracia.
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