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En 2010, Carme Martí solicitó una entrevista a Neus Catalá con el fin de rescatar su testimonio para incluirlo en un libro de mujeres que solían habitar en zonas rurales. La relación entre ambas llegó a tal extremo que Neus se atrevió a contarle a la periodista las desventuras que le tocó vivir durante la Guerra Civil Española y la Segunda Guerra Mundial. de este modo, ambas decidieron compilar las memorias de Neus en un libro titulado “Cenizas en el cielo” (2012). Sin embargo, tras la muerte de la protagonista en abril del 2019, Roca Editorial recuperó el manuscrito con el nombre de “La paloma de Ravensbrük”, título que se le otorgó tras su muerte en una columna de “El País”. Tras este breve preludio informativo añadiré referido al libro que “La paloma de Ravensbrük” es una biografía novelada narrada en primera persona. Su estilo es sencillo, directo y ameno. Destacando la ausencia de numerosos diálogos, algo que en ocasiones hace la lectura un poco abrumante a pesar de no hacerse pesada. Dividido en cinco partes, la obra se centra principalmente en la madurez de Neus, si bien es cierto que en ocasiones hace reflexiones sobre su infancia y adolescencia que le otorgan un carácter más completo no sólo al personaje sino a la historia. Al estar narrada en primera persona el único personaje que muestra una evolución, es la propia Neus, quien a lo largo de la novela realiza una mirada introspectiva sobre su propia vida, situación, familia y futuro. El resto de personajes se quedan en un plano más superficial y pasajero, aunque sí se valora su implicación en la trama. A pesar de contar con un mapa ilustrativo sobre los principales lugares de transición de Neus durante su etapa de prisionera, he echado en falta una completa o extensa contextualización y ambientación, pues si el lector desconoce la historia de España se perderá entre sucesos y nombres implicados durante el periodo de la República y de la Guerra Civil. Otro punto que me desubicó por completo son los primeros saltos en el tiempo, algunos completamente desdibujados y difíciles de identificar hasta no estar familiarizado con la obra. A pesar de todos estos matices, la novela encierra un sincero homenaje a Neus. Una mujer que, a lo largo de su vida, demuestra ser una adelantada a su tiempo, una rebelde, luchadora incansable, inconformista, abierta de mente, autónoma, caritativa e inquieta. Los temas o aprendizajes que se pueden sacar de la historia es la sororidad que compartieron las mujeres, independientemente de sus ideales u orígenes, ante el mismo padecimiento y sometimiento. Así mismo, considero, que deja un claro ejemplo de que en un tipo de situación bélica civil no hay un bando “bueno” o “malo” sino que todos los implicados se encuentran sometidos a unas circunstancias que lo impulsan a actuar de formas poco ortodoxas o beligerantes. Personalmente pensaba encontrar otro tipo de novela centrada en los campos de concentración y su supervivencia, y a pesar de que el resultado no ha sido el esperado tampoco me ha decepcionado. Gracias a “La Paloma de Ravensbrük” mi mente se han abierto hacia un ámbito del que no tenía apenas conocimiento; el exilio de todos los republicanos españoles y cómo vivieron por tantos años fuera del país que amaban. Lo que más me ha gustado del libro han sido los dos últimos bloques de la novela. En ellas el lector encuentra a una Neus más madura, una Neus decidida a seguir luchando, una Neus militante y liberal, una Neus capaz de sacrificar a su familia por la libertad y, sobre todo, una Neus que se esfuerza por mantener vivo el recuerdo de los campos en consideración de todas las vidas perdidas. Si hay algo destacable que me quedo del libro y, por ende, de la biografía de esta admirable mujer, es precisamente eso. La batalla constante en la que se encontró dedicada en cuerpo y alma después de su liberación por dar a conocer al mundo la barbarie a la que tantos prisioneros se vieron sometidos, dándole un reconocimiento digno a todas las víctimas perecidas durante la contienda. Sin duda, recomiendo leer la novela a todos los amantes de las historias ambientadas en la Segunda Guerra Mundial y a todos aquellos que deseen descubrir a una militante española que, tras su muerta, ha sido reconocida para siempre en Francia con un paseo que lleva su nombre. Una pequeña rambla en el boulevard de Charonne. |
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