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Una preciosa historia de amor enmarcada en el dolor y el odio que trae consigo una guerra. Nos situamos casi al final de la Primera Guerra Mundial, la tensión y la desmoralización de los soldados es palpable. Los alemanes van perdiendo terreno y se vislumbra el final de un conflicto que ha sumido a Europa en el caos y el odio. Aunque la historia comienza con una potente y dramática escena en medio de la guerra, la ambientación se centra en el periodo posterior al fin de la misma, en el que las personas de ambos bandos se acusaban mutuamente de haber matado a sus maridos, hijos y hermanos. En medio de este dolor y odio, Laura Mars encaja la trama de un amor que parece imposible, irreconciliable: una enfermera y su enemigo. Desde el inicio sabemos que la cosa no puede ir bien, y pasas la lectura esperando el momento en el que brillará ese rayo de esperanza que anuncia el final feliz, porque la historia tiene muchos giros y momentos tensos en los que parece que los protagonistas no van a lograrlo. La historia viene narrada, principalmente, por los dos protagonistas, Niklaus y Abby, aunque también hay un par de capítulos desde el punto de vista de Linus, un amigo de Nik. El hecho de que cada capítulo venga narrado por uno de los protagonistas, no entorpece la lectura, puesto que la autora ha optado por el recurso de no repetir la misma escena desde la perspectiva de uno u otro, sino de continuarla desde donde la deja el anterior, con lo que no se pierde la fluidez narrativa. En cuanto a los protagonistas, quizá el único "pero" que les pongo es que se enamoran con demasiada rapidez, tanto que apenas somos conscientes de ello, aunque la historia está tan bien contada que terminamos olvidando ese detalle. Niklaus es un soldado alemán de alto rango, perteneciente a una buena familia, que termina en un hospital británico por diversas circunstancias. El miedo a ser descubierto es real, pero tampoco puede hacer nada por impedirlo. Lo que no espera es encontrar en medio del dolor a un ángel guardián. Enseguida se enamora de Abby, y hará todo lo posible por estar con ella, aunque nadie se lo pondrá fácil, ni siquiera su familia. Conforme lo vamos conociendo, nos damos cuenta de que Niklaus es, esencialmente, un hombre bueno, de sentimientos nobles, apasionado, que carga también con sus miedos y sus inseguridades. Un hombre que ama y luchará por ese amor cueste lo que cueste, quizá con más convicción de la que usó para luchar en la guerra, porque aunque esta haya acabado, el odio hacia los británicos sigue presente, y lo llevará a enfrentarse a los suyos. Abby es una joven que ha perdido mucho durante la guerra, a pesar de lo cual, no se cierra en sí misma, sino que se vuelca en ayudar a los demás, en salvar vidas, sea de quien sea. Sus convicciones le acarrearán graves consecuencias y la despojarán de lo poco que le quedaba en la vida. A lo largo de la historia vamos viendo cómo evoluciona su personalidad, desde el derrotismo profundo que la lleva a infligirse heridas hasta alcanzar la fuerza para luchar por aquello que ama, a pesar de que en el camino sus decisiones fluctuarán debido a las mentiras y a las influencias de los demás. La pareja encuentra su final feliz, y aunque la historia sea más corta de lo que nos gustaría, está bien cerrada y, sobre todo, muy bien narrada, con un equilibrio perfecto entre la narración y los diálogos; con una puesta en escena, o ambientación, muy bien documentada y que te sumerge a la perfección en la Alemania del periodo de la postguerra; y con unos personajes con los que -aunque tal vez les falte un poco más de desarrollo para que se te graben en el alma- sufres y te emocionas. Esta historia, además, te hace darte cuenta de que en una guerra hay víctimas en los dos bandos, y que el odio es una emoción humana que no necesita la excusa de una guerra para estar presente y destrozar una vida. Somos cada uno de nosotros quienes elegimos amar u odiar. Una historia que recomiendo leer y una autora a la que no hay que perder de vista. |
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