VI Me gusta la quietud de tus senos hechos de endecasílabos donde nada suena. Un pájaro trata de engañarme metiendo su cabeza en un clavicordio y pregunta si he dejado de quererte. Dibujo en tu espalda una adormidera de pupilas magenta. Es junio, lo recuerdo por la profundidad del color que asoma en la desembocadura de tus labios y porque no he vuelto a extrañarte. Imagino si allá, el aire también es una barcaza que se hunde azotando paredes cubiertas de hormigas. Imagino que haces tú, mientras la asfixia ilumina mis órbitas, y la tristeza abandona su forma de ave para acuchillarme. Imagino si también allá, la luna es el perfil de una daga que brilla sobre la almohada. No obstante, un pájaro trata de engañarme, lo sé, porque tus senos nacieron con sabor a menta, y en tu sexo un búho pequeño se desangra. |