InicioMis librosAñadir libros
Descubrir
LibrosAutoresLectoresCríticasCitasListasTest
>

Crítica de Yani


Yani
01 November 2018
Una obra macabra por donde se la mire. Sinceramente, tuve miedo de soñar con esto mientras lo leía (para colmo, lo hacía por la noche). Si junto Doctor Faustus con Macbeth, de William Shakespeare, empeora. Y creo que la fuerza de la obra radica en las escenas que pueden causarlo, ya que el miedo puede tener una función pedagógica. Hay que tener cuidado con los deseos y con quien los concede… sobre todo si es el mismísimo Mefistófeles.

Fausto es un hombre que ansía poder de conocimiento (mágico y político, porque no se refiere a un poder específicamente científico). No encuentra algo satisfactorio en la religión, no es algo que lo completa. Entonces se fija en la magia que se le acerca gracias a dos hombres que la practican. Es claro que alguien está aprovechando su momento de duda para llevarlo por otro camino… y Fausto cae. Creo que lo demás es conocido: él no tarda mucho en renegar de Dios y en pactar con Mefistófeles, ayudante del peor de los peores (carcajada diabólica). Sangre de por medio, el alma de Fausto se vende cual diario a la mañana, así que los hechos de ahí en más se vuelven una sucesión de “travesuras” (con el Papa incluido) y pujas de poder entre el Bien y el Mal.

La obra atrapa al lector inmediatamente y estoy segura de que también lo hace con los espectadores (y más en la época en la cual se estrenó). Tiene buen ritmo, diálogos muy chispeantes y una crudeza que asombra. Me quedé boquiabierta con un par de declaraciones de Mefistófeles. Los personajes como él están muy bien trabajados, porque imagino que debe ser muy arduo tratar de personificarlos y presentárselos a un público que viene con sus creencias a cuestas ¿Es posible sentir compasión por un demonio? Puede que sí (pobre, se equivocó) o puede que no (se lo buscó). Molesta, tal vez, el tono explícitamente moral y algún que otro personaje que no aporta nada a la trama, como Robin y Dick, a excepción de bromas soeces (esas cosas nunca me dan risa…), adecuadas para el público popular. No me gustó una escena en particular en donde esperaba un golpe de efecto mayor y otras en donde aparecen los personajes que ya mencioné. Es necesario comentar desde ya que la obra tiene ciertos equívocos propios de esos textos (para colmo, hay un texto A y un texto B, que en algunas ediciones directamente se unifican), pero no ralentizan o arruinan la lectura.

Al leer, me mareó un poco la irresolución entre la comedia y la tragedia. de hecho, no recuerdo haberme topado con otra obra (ni antigua ni post- Cristo) en donde se produzca tanto conflicto. Desde mi perspectiva, los momentos en que Fausto quiere mostrar el poder que adquirió son un tanto burdos y chocan con la solemnidad propia de los discursos en donde se manifiestan las crisis de fe (sí, son varias) que sufre el personaje. Más allá del problema de la homogeneidad, el final es sublime y restituye los pedacitos de seriedad que se fueron perdiendo. Me gustó mucho la forma gradual en la que se desarrolló el último acto. Y me causó horror, también.

A pesar de que a mí los temas de la indecisión del tono y el de los personajes no-chistosos me hayan dejado un poco tibia, no lamento la lectura. Es una obra recomendable, crean en lo que crean.
Comentar  Me gusta         00



Comprar este libro en papel, epub, pdf en

Amazon ESAgapeaCasa del libro