En plena segunda Guerra Mundial, Liesel Memminger es enviada a Himmelstraße donde conocerá a sus padres adoptivos y a un niño cuyo pelo le recordaba al color del limón. Es allí donde con ayuda de su padre adoptivo, Hans, aprende poco a poco a leer y descubre la belleza de las palabras y las historias. Así pues, procede a salvar todos aquellos libros que encuentra y convierte el sótano de la casa, en un pequeño santuario de lectura. También conocerá a Max, un judío que se esconde en el sótano de la casa y con quien compartirá su amor por las palabras. LO MEJOR: El autor nos regala una novela cuyo trasfondo político y social es desgarrador y aún así consigue hacer que sea una historia inocente, bonita y tierna; en contraposición con la dureza que supone el descubrir quién narra la historia. Me parece que la elección del narrador en esta novela, es su punto más fuerte. LO PEOR: En ocasiones tiene un humor un poco oscuro, lo que podría no ser del agrado de todos. |