Había una fiesta

“Había una fiesta” nos introduce en las vacaciones de cuatro chicas de dieciocho años y en su forma de entender la vida, los estudios, la religión, el amor y el sexo.

Habla de la amistad. de esa amistad que se forja a los quince años que seguramente bien llevada sea para toda la vida. Esa forma de entender la amistad de esa edad en la que eres piña o no eres. En la que casi todo es blanco o negro y hay muy pocos grises.

Pero sobre todo habla de esa falsa libertad con la que vivimos las mujeres.

Esa libertad, por ejemplo, que nos permite salir solas de casa un sábado por la noche pero que se esfuma con el miedo que te da volver de noche en el metro a casa, coger un taxi o recorrer los cinco minutos a pie que separa la casa de tu amiga a la tuya.

Esa libertad que hace creer a todo el mundo que un grupo de mujeres pueden viajar juntas pero que la sociedad siga pensando que viajan solas. Solas, evidentemente sin ningún hombre a su lado. Como les pasa a nuestras cuatro protagonistas, que viajan solas, siendo cuatro.

El libro nos muestra los sucesos en un día de su viaje y lo hace dando saltos en el tiempo entre el día y la noche. Contándonos qué ocurre de noche, en la fiesta que se encuentran y saltando en el tiempo a los sucesos que ocurrieron esa misma mañana y que marcará el viaje y sus vidas.

Es curioso también como este suceso se le muestra al lector de a pocos, permitiéndote elucubrar qué será realmente lo qué les ha ocurrido y teniéndote aún más en vilo sin saber a dónde te llevará realmente el libro.

“Había una fiesta” me ha gustado pero creo que podía haberlo hecho mucho más. Me ha parecido un libro que tenía un gran potencial pero que perdía fuerza en muchos momentos. También tengo que decir que creo que es un libro que cuando se asienta en ti, gana. Y que pasan los días y sigues pensando en él y en Nadia, Jero, María y Paula, al fin y al cabo ellas podríamos ser cualquiera de nosotras o aún peor, podrían ser nuestras hijas.
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"Había una fiesta" encierra una importantísima reflexión que, a mi juicio, considero la verdadera clave de su éxito entre gran parte de los lectores así como de la crítica más allá de su factor generacional. En menos de 200 páginas Marina L. Riudoms ha querido contarnos, no sólo una maravillosa y feminista historia de amistad entre cuatro chicas, sino que también nos ha explotado la cabeza al evidenciar en cada página como las mujeres somos las principales víctimas del capitalismo actual. Desde el minuto uno, y a pesar de toparnos con personajes femeninos que nos enamoran al instante, el lector tiene constantemente la sensación de que algo "chungo" va a suceder en cualquier momento, como si nos encontrásemos ante un slasher de terror de corte adolescente en donde la tragedia se masca en cada idílico plano. Y sucede, claro que sucede, y Ruidoms se refiere a él como "accidente". Un brutal eufemismo que nos rompe, especialmente a las mujeres, por dentro.
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