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La novela es una maravilla. Me ha dejado sin palabras desde el primero momento hasta el final de la historia, en donde he podido respirar tranquila de la tensión que transmitía la historia en todo momento. Esta es la historia de Marcos Ruíz, un chico que desde el primer párrafo ya nos confiesa que se va a suicidar. Desde este punto comienza a narrarnos, como un mero espectador de su propio teatro muerto, como los sucesos van haciendo mella en su mente hasta desencajarlo por completo. Julio nos habla en esta novela sobre el abuso físico, mental y sobre la violencia de género, principalmente. A medida que vas terminando la novela, cuando ya crees que lo has leído todo, es cuando aparece el as en la manga de Julio, el punto álgido de la novela, cuando se descubre el porque de la novela. Debo decir que esta novela es cruda en numerosas ocasiones, ya que los temas a los que se refiere la convierten en un novela para lectores con ansias de realismo. Es así, como tuve que detener la lectura algunas veces, ya que no estoy tan acostumbrada a estos temas. Me ha sorprendido gratamente la escritura del autor, que es simple y que está cargada de grandes frases reveladoras. Transmite muy bien los sentimientos humanos, con su toque de dramatismo. Sin duda, ha creado personajes diferentes y muy reales, muy humanos. Lo que más me ha gustado de la novela es la gran capacidad de Julio para crearlos y representar este teatro de personajes con doble identidad. Por ello mismo, Julio se merece estar entre mis libros preferidos del año. Recomiendo su escritura para aquellos lectores que quieran, realmente, una novela diferente y cargada de realismo. Os dejará con la boca abierta. |
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