Los enamoramientos

Hay que reconocer que la prosa de Javier Marías es apabullante. ¡Qué capacidad tiene este señor de plasmar pensamientos sobre un papel! ¡Qué palique literario!
Según la publicidad, "esta novela reflexiona sobre el estado de enamoramiento", "es también un libro sobre la impunidad y sobre la horrible fuerza de los hechos" y "también sobre la imposibilidad de saber nunca la verdad cabalmente". La grandeza y la magia de la literatura es que cada lector hace suya la obra, dándole un sentido único y totalmente personal. Así, mi lectura de la novela me lleva a otros terrenos: a la necesidad de dejar anclado el pasado en un momento determinado y dejarlo ahí, sin borrarlo pero lo suficientemente alejado como para que se convierta en un paisaje difuso que cada vez condicione menos nuestro presente. No se trata del olvido si no de la justa y suficiente lejanía para que deje de ser una amenaza.
El libro, lo reconozco, es enorme. Hay que reconocer a Javier Marías un lugar en el Olimpo de la literatura. Pero como también he comentado, cada lector hace diferente a cada obra y , sinceramente, en ocasiones me ha resultado un poco pesado por reiterativo. Reconocer el mérito que tiene escribir como lo hace Marías no me priva de admitir que en muchos momentos he estado deseando que se acabara el capítulo.
"- Que si Javier, que esto ya lo has dicho. Que ya lo he entendido. Vaaaa, avancemos un poco. ¿¡Otra vez con Chabert!?" Este es el resumen de lo que me ha pasado con este libro. Largas, larguísimas disquisiciones. Frases igual o más largas, con incontables comas. Tan largas que en más de una ocasión, al llegar al final, ya no sabía como había empezado la frase. ¿Tenia Javier Marías la tecla del punto rota en el ordenador? Vale, de acuerdo, no es una novela negra de frenético ritmo. Y entiendo que la trama está completamente supeditada a las reflexiones del narrador. No es más que una excusa para un propósito. Hay que leerla de forma pausada, sin prisas y sin el ansia que tenemos muchas veces de saber qué va a pasar. Yo no he sabido verlo a tiempo y por desgracia no he disfrutado de todo lo que me podía haber ofrecido este libro. Aunque el ritmo y sobre todo una primera parte lentísima no me lo ha puesto fácil.
Pero como siempre digo en estos casos, quizás lo que pase es que "no está hecha la miel para la boca del asno".