La mayor tortura a la que se puede someter a una persona es la incertidumbre. Ella no tiene derecho a decidirlo todo. Porque las relaciones humanas, del tipo que sean, siempre hay dos. Y ese derecho ha de ser compartido
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La mayor tortura a la que se puede someter a una persona es la incertidumbre. Ella no tiene derecho a decidirlo todo. Porque las relaciones humanas, del tipo que sean, siempre hay dos. Y ese derecho ha de ser compartido
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Nos tratamos como nos enseñan a tratarnos
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La sangre no ama. Aman las personas.
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No pide ayuda quien quiere, sino quien puede.
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Éramos pobres, pero lo teníamos todo. El problema es que cuando una lo tiene todo lo averigua después. Siempre después
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Sólo hay que encontrar la forma de que no te toquen. Siempre habrá alguien que querrá herirnos y probablemente lo consiga. Se trata de que no te toquen
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Todos tenemos derecho a que nos dejen en paz con nuestras miserias. No pide ayuda quien quiere, sino quien puede.
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He ayudado a traer al mundo a muchos niños. Todos son ángeles. Pero los obligamos a vivir en el infierno y ya sabes en qué se convierten.
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Creemos que la vejez es el premio a una vida recta y, a veces, no es más que la madriguera a la que, arrastrándose, consiguen llegar las alimañas.
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Ser joven es el mayor error que cometen los viejos.
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10 negritos