Piel de asno

Acabo de cerrar un volumen de espectacular acabado. Una lujosa edición que, en el momento inaugural, me tenía sumido en la duda de si su contenido iba a estar a la altura. de si mis expectativas se verían colmadas ahora que me había decidido a aventurarme en su historia.
Pues bien, tras la lectura de Piel de Asno, no me cabe duda de que he vivido un viaje de igual mimo a la delicada belleza de todas y cada una de sus ilustraciones.

Si este libro fuese un barco, el lapso de tres años que ha tardado en llegar a mis costas tiene su propia historia. Capitaneado por la escritora Cécile Roumiguière, construido por la ilustradora Alessandra Maria y enarbolando con orgullo la bandera del ahora comandante Benjamin Lacombe, la llegada de este navío no hace sino que sellar mis labios, obligándome a entrar en, más que un análisis, la contemplación de su recuerdo.

Muchos cuentos, tras la travesía que conlleva su gesta, vienen cargados tanto de luz como de oscuridad. Luces y sombras que, en ocasiones, juegan con los elementos más evidentes en busca de la transgresión descarada de la moral y la ética de los lectores. A menudo, la luz es tan bella como delicada y efímera, mientras que la oscuridad mora en profundidades dantescas mientras teje el origen y apogeo de su maldad.

En Piel de Asno no ocurre así.
Mediante una trama sobradamente humana, la obra mece su esencia en unas aguas inmortales. Fácilmente reconocibles de forma atemporal, y con una brutal capacidad de volatilizar la paz de cualquier lector deseoso de, a priori, vivir un viaje tranquilo.

Ojo, aquí vamos a encontrar paz a raudales.
Belleza y luz. Sutileza y aromas. Delicadeza y armonía.
Como danzando sobre un tímido oleaje, todo elemento luminoso del que podamos tener sed al contemplar este volumen terminará por saciar nuestros sentidos... Sin por ello perder de vista lo demás.

Un resto que no significa ni relleno, ni complemento, ni contrapeso.
Aquí las sombras, como he mencionado antes, son las mismas que cualquiera de nosotros va a poder ver en su realidad o soñar en sus pesadillas. Demonios con la horrible forma de las peores bajezas humanas. Y, en medio de todo ello, como cosido en mareas submarinas... Magia a raudales.

Yo no sé si las reminiscencias a otras historias que sí conocía de antemano ha puesto su granito de arena en mi juicio. No sé si las corrientes de esta flamante edición de Edelvives me han conducido a leer impresionado las conclusiones que acompañan al libro.
Lo que sí sé es que los espejos no engañan.
Si me mirase a uno ahora mismo, con este nuevo barco literario atracado en el puerto de mi memoria, vería una sincera sonrisa ante un trabajo efectuado con mimo, pasión y perfeccionismo.

Compré este cuento porque me llamó mucho la atención su portada y porque donde lo compré decía que Benjamín Lacombe era colaborador, pero la única aportación de Lacombe es que es el director artístico de esta colección de cuentos clásicos infantiles.

Siendo sincera no conocía para nada este cuento, y la verdad es que me ha encantado. Las ilustraciones de Alessandra Maria son muy buenas y complementan perfectamente esta historia.

Con la mano en el corazón os digo que es, de lejos, el libro más bonito de todos los que tengo, y eso que tengo muchos.

En su interior tiene enormes ilustraciones negras y doradas que son una absoluta maravilla. La verdad es que me parece una edición de lujo, ideal para regalar.

En cuanto a la historia en sí, se trata de un cuento precioso, originalmente escrito en 1694 por Charles Perrault, padre de muchos de los cuentos clásicos que todos conocemos.

Nos cuenta la historia de un rey que, tras la muerte de su esposa y decidido a buscar una nueva esposa igual de bella que la anterior, pretende desposar a su propia hija.
Pero en este cuento no hay cabida para los príncipes azules, en este cuento la princesa se salva sola 👌

Solo puedo decir que me ha encantado en todos los sentidos y que va a ocupar un lugar de honor en mi estantería ❤

Recuerdo que este cuento me lo contaba mi madre de pequeña y ahora al leerlo de nuevo he flipado un poco. Yo no lo recordaba así para nada y le pregunte a mi madre y tampoco. Creemos que me leía otra versión de Piel de Asno, una más actualizada quizás.
El caso es que el rey al ver a su hija tan hermosa decide casarse con ella. Es decir un padre quiere casarse con su hija. Lo han oído bien señores.
Al tratarse de un cuento de tradición oral que fue recogido por grandes autores como los hermanos Grimm o Andersen, hay algunas variaciones en las diferentes versiones y en este libro los autores han intentado ser lo más fieles a los originales.
Así pues nos encontramos con una hermosa princesa que huye, una madrina con poderes mágicos, un príncipe enamorado, es decir los ingredientes necesarios para un cuento de hadas.
Ahora que lo he vuelto a leer, tiene muchas similitudes con Cenicienta.
Y por último quería hacer mención a la maravillosa edición de Edelvives, con unas ilustraciones mágicas preciosas, con un dibujo oscuro en el que destaca el dorado como si fuese pan de oro.

Es precioso.
Según anotaciones es uno de los cuentos mas viejos que existe, pero claro es muy difícil seguir la pista a los libros por que hay variaciones según países y suelen ser modificados a lo largo de las décadas. Pero la historia de los cuentos es algo que me encanta.
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