Interesante propuesta que recoge elementos ya conocidos para hacer una continuación del cuento de la Bella Durmiente. Hay una mezcla de elementos de otras narraciones. No es ya muy rompedora -se escribió en 1995-, pero se lee fácilmente y tiene la suficiente calidad literaria para hacer de ella una lectura agradable. Las ilustraciones de Albert Asensio son preciosas y ajustadas al relato de Ana Maria Matute. Son muy académicas, pero cuadran bien con el estilo de la autora. |