La culpa fue de Saramago

Comienza hablándonos de Elder y un extraño suceso que acontece en un piso en el cual parecen celebrarse rituales de lo más macabros. También nos habla de Julie, una mujer aventurera que decide tomarse un año sabático estableciéndose en lo que fue la residencia de su abuela cuando esta era joven. Un cruce de caminos y el relato de la historia personal de cada uno y en común, tras un encuentro fortuito. A partir de aquí, se suceden diversidad de situaciones intrigantes en las que el protagonista se ve inmerso, mientras que lucha por salir de ahí gracias a los sentimientos que afloran en su corazón. Casi hasta la mitad se describen la infancia e historia familiar de Elder, el protagonista. Y en esta línea, cabe destacar que toda la novela tiene un toque místico, onírico, casi religioso, con la intención, intuyo, de introducirnos en lo que será el meollo de la cuestión. Diría que es algo así como un thriller psicológico.

Utiliza un vocabulario ya madurado, diría que es una novela para adultos, pues hay que comprenderla. Además, me gustaría destacar una escena en la que se habla de la educación del alumnado, esa que los padres no les dan pretendiendo que lo haga el profesorado. Maravillosa reflexión.

La historia se sucede de fin a principio. Es decir, hay una separación temporal muy concreta e intuyo que necesaria, pero que a mí, más que gustarme, casi que me ha aborrecido, pues me perdía con facilidad. Primero el presente, luego el pasado, presente otra vez. A mí al principio me costó engancharme, al igual que la primera vez que la leí. Quizás no sea una novela para mí. Es muy intensa, eso sí, aunque me da la sensación de que nunca pasa nada, más allá de unos cuantos hechos destacables, aunque todo el rato he estado en tensión, hasta el final, donde se descubre todo. Y para mí, es la mejor parte de la novela. Ahí sí me he enganchado y me he quedado con ganas de más.

En esta muy buena novela, tan intensa como oscura, ambientada en las idílicas playas de Portugal, y plena de citas literarias, la autora nos cuenta la historia de dos personas, Elder y Julie que, en un momento clave de sus vidas, se conocen, se atraen, y viven una apasionada y tórrida relación, que cambiará definitivamente el futuro de los dos.
Pero aquí no nos encontramos con la típica historia romántica, sino con una trama de dramatismo, tensión, y violencia creciente, pues sabemos, desde el principio, que algo no anda bien.
Poco a poco, con el correr de las páginas vamos conociendo a los protagonistas, sus historias de vida, su pasado familiar. Así, con una prosa sencilla pero a la vez profunda, la autora, de forma magistral, nos mete en la cabeza de los personajes, y nos permite conocer sus ideas, su filosofía de vida, sus pensamientos y opiniones, sus valores, sus sentimientos, sus impulsos, sus traumas, lo que permite explicar su relación, y su accionar.
Nos sumergimos así en una narración donde encontramos el relato de viejas historias familiares, - algunas de ellas con un guiño a lo sobrenatural - , plagadas de violencia, sordidez, sadismo, y muerte, que , de alguna forma, explican el presente complejo que viven los protagonistas, y de sucesos que se van precipitando a ritmo vertiginoso, donde reaparecerán algunos de dichos elementos.
No faltan alusiones al arte religioso, a los problemas que afrontan los educadores, alguna referencia musical o al cine, a la fabricación de vitrales, y a las distintas formas de entender la justicia.
También abundan, como anunciamos, las referencias literarias; ya desde el título se alude al gran escritor portugués, quien junto con el argentino Ernesto Sábato, y a través de citas y continuas referencias, - y a modo de homenaje -, le dan un marco especial a esta excelente novela, que, desde ya, recomendamos, y de la cual, lo mejor, es el final.
Por último, si en un futuro cercano, nos encuentran con un libro de Saramago o de Sábato en las manos, podrán decir, como yo, que la culpa fue, de "La culpa fue de Saramago".
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La verdad, es que no me ha gustado nada la novela, la sinopsis puede verse como algo romántico, pero la portada tan perturbadora, da a entender ya desde el principio que el romance no va por buen camino. Sinceramente, ha sido un libro muy perturbador y encima, demasiada religión y fe para mi gusto.

Es un libro bastante corto (gracias a Dios porque sino no se si lo hubiera terminado), escrito de una forma sencilla pero que te hace meterte en la cabeza de los protagonistas, nos sumergimos así en una narración donde encontramos el relato de viejas historias familiares (algunas con toques sobrenaturales), plagadas de violencia, sordidez, sadismo, y muerte, que , de alguna forma, explican el presente que viven los protagonistas, porque aquí no nos encontramos con la típica historia romántica entre dos protagonistas, no, estamos ante una trama de dramatismo, tensión, y violencia creciente, pues sabemos, desde el principio, que no va a acabar bien.

Sinceramente, no me ha gustado nada la historia, no se la recomendaría a nadie y mucho menos a gente sensible o que empatiza con los demás, porque este libro es bastante traumatico.

Un libro que me ha gustado bastante, me enganchó desde el principio y me ha tenido en suspense. Me ha resultado una historia muy adictiva, que trata varios temas delicados, y la autora ha sabido llevarlos bien. Lo que me ha dejado muy descolocada ha sido el final, me hubiera gustado que quedara más cerrado.