Pero es su esperanza lo que me tiene embrujado (...) Su esperanza me llena de algo más que este peso muerto con el que despierto cada mañana.
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Pero es su esperanza lo que me tiene embrujado (...) Su esperanza me llena de algo más que este peso muerto con el que despierto cada mañana.
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Porque sin nuestra lengua, nos perdemos a nosotros mismos. ¿Qué somos sin nuestras palabras?
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—No llores —le dijo ella con dureza, aunque las lágrimas le cubrían su propio rostro—. No llores, Finnikin, porque si empezamos a llorar, nuestras lágrimas no acabarán nunca.
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Balthazar prometió morir defendiendo la casa real de Lumatere. Finnikin juró ser su protector y guía mientras viviera. Lucian se comprometió a ser la luz hacia la que viajarían cuando lo necesitaran.
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—Todo el mundo tiene un nombre, Finnikin. No puedes llamarle simplemente niño o muchacho. Se llama Froi. —El ladrón de Sarnak abrió la boca para decir algo, pero Evanjalin alzó un dedo para silenciarle—. Puedo venderte con la misma facilidad con la que te compré —le advirtió con voz helada. —No le compraste, le robaste —apuntó Finnikin. —He cambiado las condiciones de su contrato de propiedad —le dijo a Sir Topher sin hacer caso a los demás—. Como vos mismo dijisteis una vez, he establecido unas nuevas. Finnikin tuvo muy claro que fuera lo que fuera lo que Sir Topher hubiera dicho en el pasado, se arrepentía de ello. |
—No es más que una pesadilla —murmuró suavemente. —¿Perteneces al rey? —preguntó con voz ronca. Con cuidado, la chica colocó la mano de Finnikin contra los palpitantes latidos de su corazón. Siempre, siempre latía fuera de control y el chico se colocó la mano en el pecho hasta que notó que recuperaba el ritmo. —Sí, Finnikin —dijo—, pertenezco al rey. Siempre le perteneceré. Y ambos sintieron la desesperación agridulce de lo que les esperaba en el Valle. Querido rival. Amigo maldito. |
Manolito ...