Palabras que caen como la lluvia

𝑪𝒐𝒎𝒐 𝒐𝒑𝒊𝒏𝒊𝒐𝒏𝒆𝒔 𝒉𝒂𝒚 𝒎𝒖𝒄𝒉𝒂𝒔, 𝒗𝒐𝒚 𝒂 𝒅𝒂𝒓 𝒍𝒂 𝒎í𝒂

Livia regresa a Suances después de muchos años; a ese pequeño rincón en el que pasó sus mejores años y al que le guarda un bonito recuerdo en su corazón. Pero cuando abre la puerta de su apartamento se encuentra a un extraño viviendo dentro que se convertirá en una agradable sorpresa. Livia navega entre un pasado difícil y un futuro poco prometedor.

Más allá de la sinopsis, esta novela romántica de corte contemporáneo combina ratos de diversión y romanticismo a partes iguales, lo digo en serio. La autora, desconocida hasta ahora para mí, 𝒔𝒂𝒃𝒆 𝒄ó𝒎𝒐 𝒍𝒍𝒆𝒗𝒂𝒓 𝒍𝒂 𝒂𝒕𝒆𝒏𝒄𝒊ó𝒏 𝒅𝒆𝒍 𝒍𝒆𝒄𝒕𝒐𝒓 𝒂𝒍 𝒑𝒖𝒏𝒕𝒐 𝒎á𝒔 𝒊𝒏𝒕𝒆𝒓𝒆𝒔𝒂𝒏𝒕𝒆 𝒅𝒆 𝒍𝒂 𝒕𝒓𝒂𝒎𝒂 𝒚 𝒔𝒂𝒃𝒆 𝒊𝒈𝒖𝒂𝒍𝒎𝒆𝒏𝒕𝒆 𝒄ó𝒎𝒐 𝒎𝒂𝒏𝒕𝒆𝒏𝒆𝒓 𝒍𝒂 𝒕𝒆𝒏𝒔𝒊ó𝒏 𝒊𝒏𝒐𝒄𝒖𝒍𝒂𝒏𝒅𝒐 𝒆𝒍 𝒂𝒏𝒔í𝒂 𝒑𝒐𝒓 𝒔𝒂𝒃𝒆𝒓 𝒎á𝒔 𝒂𝒄𝒆𝒓𝒄𝒂 𝒅𝒆 𝒍𝒂 𝒗𝒊𝒅𝒂 𝒅𝒆 𝒄𝒂𝒅𝒂 𝒑𝒆𝒓𝒔𝒐𝒏𝒂𝒋𝒆.

Como personaje principal está Livia, una chica que recordará y recorrerá los escenarios de su juventud en Suances. Ahora, a sus casi treinta años, ha llegado el momento de avanzar y solventar las cuentas pendientes con su pasado y luchar con sus propios demonios. Para mí, este personaje, no ha logrado arrastrarme a su mundo tanto como me hubiera gustado. En cambio, Violeta ha sido un gran descubrimiento y ha sabido tener en todo momento la varita mágica de los ratos de diversión que tanto he disfrutado. Por otro lado, tanto Sergio como Asier están sumidos en una continua y feroz rivalidad por el amor de Livia creándose un romance poco creíble. Se trata de un romance intenso que se fermenta en pocos días y que da paso a una pasión desenfrenada con un mar de problemas e inseguridades debido al dramatismo de la protagonista.

Existe una parte de misterio que envuelve a Sergio y que ha sido de lo más original que se encuentra en la novela.

𝑬𝒍 𝒆𝒔𝒄𝒆𝒏𝒂𝒓𝒊𝒐 𝒆𝒔 𝒑𝒆𝒓𝒇𝒆𝒄𝒕𝒐 𝒑𝒂𝒓𝒂 𝒄𝒖𝒂𝒍𝒒𝒖𝒊𝒆𝒓 𝒏𝒐𝒗𝒆𝒍𝒂. 𝑬𝒍 𝒎𝒂𝒓 𝑪𝒂𝒏𝒕á𝒃𝒓𝒊𝒄𝒐, 𝒍𝒂𝒔 𝒐𝒍𝒂𝒔, 𝒆𝒍 𝒇𝒂𝒓𝒐 𝒚 𝒆𝒍 𝒄𝒂𝒍𝒖𝒓𝒐𝒔𝒐 𝒗𝒆𝒓𝒂𝒏𝒐.

Interesante es que al principio de cada capítulo se encuentra el título de una canción que depende del estado de ánimo de la protagonista. Para una mayor experiencia se recomienda leer este libro acompañado de cada banda sonora propuesta por la autora.

𝑴𝒊𝒔 𝒊𝒎𝒑𝒓𝒆𝒔𝒊𝒐𝒏𝒆𝒔: Desde el principio me atrajo el título de esta novela y con ese faro en la cubierta no pude resistirme. La historia comenzó de la mejor manera que pudiera comenzar. Me gustó su planteamiento y me gustó la ambientación. Poco a poco, me fui dejando llevar por el romance a pesar de los contratiempos de la protagonista con la que no he conseguido empatizar. No obstante, la historia poco a poco iba avanzando y aunque en ocasiones se estancaba bajando el ritmo volvía a coger fuerza con nuevos personajes, a los que agradecí su incorporación a la historia.

De todas formas, recomiendo esta novela para lectores que les guste 𝒖𝒏𝒂 𝒏𝒐𝒗𝒆𝒍𝒂 𝒅𝒆 𝒗𝒆𝒓𝒂𝒏𝒐 𝒄𝒐𝒏 𝒖𝒏 𝒃𝒂𝒓𝒏𝒊𝒛 𝒓𝒐𝒎á𝒏𝒕𝒊𝒄𝒐, que se puede leer durante todo el año.

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A pesar de ser una lectura con un tono cómico y dramático a partes iguales, la trama, que nos muestra cómo se van conociendo y relacionándose Liv y su nuevo amigo, parece que se desarrolla sin que ocurra mucho, manteniendo la intriga por saber a dónde nos lleva pero dejando un regusto a pérdida. No me veía capaz de encontrar el camino de baldosas amarillas, como se dice haciendo referencia al Mago de Oz, es decir, el camino marcado por el hilo argumental que le diera sentido a todo.

Liv es el personaje central, no solo por ser la narradora de esta historia sino porque es el eje sobre el que giran los demás. Aunque no he llegado a empatizar con ella todo lo que a mí me gustaría, al final he acabo comprendiéndola, y agradezco que me hayan llevado hasta ese momento. Además, he disfrutado mucho de sus pequeñas conversaciones, entre rápidas, inteligentes, directas y sinceras, que se convertían en momentos tiernos entre ellos; porque hay un ellos, claro, siempre hay un ellos. Parte de la fuerza de la historia es saber cómo acabará todo, quiénes son y hacia dónde les lleva su propio dolor.

El hecho de que sepas que ambos están destrozados por dentro se convierte en un contrapunto extraño con esas sonrisas que te levantan sus conversaciones y con esa luz que irradian los dos cuando están juntos, aunque no sabes si es atracción o es algo más. Hay durante gran parte de la lectura un tono velado, como enterrado, que sabe amargo. Eso ocurre cuando sabes que los personajes están viviendo algo que va a acabar mal, o al menos lo parece; cuando sabes, como lector, que la historia te está llevando hacia un lugar al que no quieres ir porque intuyes que sufrirás, y eso no te gusta.

Como ya os he dicho, está narrada en pasado y en primera persona, desde el punto de vista de ella, y puede ser que esa sensación triste y decadente venga porque es Liv la que nos cuenta, la que nos habla; es decir, es ella la única que transmite y eso define todo. El texto está muy ligado a los recuerdos.

#SinTiSoyMenosYo
#ContigoSoyYo

Hay un trabajo muy interesante de la autora en plasmar las aristas de cada uno de los personajes. No son personajes lineales, aunque sí son sencillos; son personales reales y, como en la realidad, la gente ni es buena ni es mala, de hecho tiende a ser más bien buena, lo que pasa es que simplemente actúa y a veces se equivoca en sus decisiones. Todo lo conocemos a través de ella, que nos presenta al resto de los personajes, pero siempre casi como en un espejo porque son los diálogos que ella reproduce y son los recuerdos que ella comparte con nosotros. Como veis, todo es ella.

Otro tema a destacar es el surf, que fue muy importante para Liv en su adolescencia y juventud, y la competición. No obstante, para mí el surf no la define como personaje; es algo que forma parte de ella, de su manera de ser, pero en esta historia la música la define mucho más, por un lado, con esa banda sonora perpetua que pone a todos los momentos que vive; de hecho, el título de cada capítulo es una canción que guarda relación con lo que va a vivir en el capítulo; y por otro lado, la literatura: las palabras para ella son muy importantes, así como ese escritor con el que mantiene una relación literaria por su capacidad para verse a través de él y de sus palabras de adolescente y lo que estaba viviendo, y cómo ella vuelca en esas palabras. La música y la literatura te ayudan a clarificar o a definir el personaje más de lo que lo hace el surf, o al menos así me ha parecido a mí.

Es verdad que el mar es muy importante para ella, pero creo que es algo más simbólico, más como la inmensidad, la tranquilidad; algo grande que se escapa de su control y con el que puede estar en armonía. Sobre el amor, otro de los puntos que buscas al comenzar a leer, sólo puedo decir que ella no sabe amar pero ama.

Me sorprende haber leído una historia cuya protagonista me ha caído mal, sobre todo al principio, lo que no ha desmerecido mi lectura, ni mucho menos. Livia es, o parece, caprichosa, perdida, inestable, toma siempre las peores decisiones, hace daño, se oculta, duda demasiado, va de un sitio a otro sin pensar... y ante todo esto, está él, y todo lo que eso conlleva. Él es divertido, amable, cariñoso, sincero aunque también oculte algo, y se gana mi favor desde el principio (¡Qué intensidad amando, a pesar de todo!).

Os aseguro que, siguiendo la costumbre de esta autora, la historia esconde más de lo que parece y juega con nuestra empatía en la parte final porque, como en la vida, no solo ocurren cosas buenas y nuestras decisiones nos llevan por caminos que hubiéramos preferido no recorrer. Las novelas de Caroline March hay que leerlas hasta el final porque de esa manera cerramos el círculo que ella ha dibujado y encontramos el sentido a ciertos detalles; y esto es muy importante, por no decir lo más importante.

He olvidado hacer referencia al tono cómico que envuelve parte del texto y que puede evitar que ese tono tranquilo nos canse, y nos acompaña hacia ese lugar al que no nos apetece llegar; y hablar de Suances como lugar donde Caroline sitúa ese "encuentro" y la mayor parte de la historia. Se nota que el apego a esa zona va muy dentro de ella.


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Voy a empezar “la casa por el tejado” diciendo que es una maravilla que una novela te atrape de semejante manera. Ayer por la noche comencé este último libro de la autora con la intención de leer diez minutos antes de ir a dormir. Pues bien, lo terminé pasadas las dos y media de la madrugada, de verdad que fue imposible despegarme de sus páginas.
Esta novela no es mi primer contacto con March. Hace años ya leí sus dos primeros libros de romántica histórica: Búscame en tus sueños y No todo fue un sueño. Ahora tocaba un cambio de registro con una historia actual.

Livia lo había tenido todo, como bien dice el argumento, era una prometedora estrella del surf, estaba viviendo su primer amor y era feliz con su mejor amiga y sus padres. Pero algo pasa que destruye su mundo y Livia cambia por completo.

Ahora, seis años después, decide regresar a Suances. Allí pretende pasar un mes, a orillas del mar cantábrico, con el fin de estudiar para unas próximas oposiciones. Lo que no espera es que su madre hubiera alquilado la única habitación del piso a un chico sin consultárselo.
Livia y Sergio, el chico en cuestión, se ven obligados a compartir vivienda durante un mes. En un primer momento no se soportan, pero poco a poco comienzan a sentirse cada vez más atraídos el uno por el otro.
A parte de esta incipiente relación Livia tiene que lidiar con su pasado. Es allí donde permanecen sus recuerdos, es allí donde aún vive Asier, su primer amor que parece seguir esperándola después de tantos años.

La relación entre Sergio y Livia me ha gustado mucho. Tengo que decir que él me ha parecido, durante toda la novela, un personaje mucho más maduro, centrado y con los pies en la tierra que Livia. Sergio es un hombre que ha sufrido una traición muy grande, hermético en los primeros días con Livia pero que poco a poco se va abriendo. Ambos tienen miedo a enamorarse, pero en el caso de ella sus comportamientos son bastante infantiles, él en cambio está, como digo, mucho más centrado y maduro.

Hay dos cosas que no me gustan en las novelas y que en esta se dan. Por un lado, los triángulos amorosos, no me van y menos cuando tenemos a una protagonista tan veleta como Livia. Una mujer que no sabe prácticamente en ningún momento de la historia lo que quiere. Se debate continuamente entre la estabilidad y la aventura, entre el conocimiento y la incertidumbre de un nuevo amor. Por otro lado, no soporto que se ponga a un protagonista (femenino o masculino, me da igual) como irresistible y tenga a varios personajes secundarios enamorados como bobos detrás. Lo siento, es muy poco creíble.

No me he sentido identificada en ningún momento con Livia y reconozco que me ha costado muchísimo sentir afecto o simpatía por ella. Imagino que no era la intención de la autora, pero incluso en la recta final Livia me ha parecido una mujer sumamente inmadura, caprichosa y egoísta. Una persona anclada en el dolor y el victimismo que es incapaz de mirar más allá de si misma y pensar en el daño que hace a los demás.
Este es, sin lugar a dudas, el punto más negativo de la historia y el causante de que no se lleve las cinco estrellas.

Como positivo todo lo demás. He disfrutado mucho de sus más de cuatrocientas páginas, páginas que se me han pasado en un suspiro. Me he emocionado con Sergio, me he reído con la vecina loca y he aplaudido, mentalmente claro, a los consejos de la amiga de Livia, Marta. Se ha estremecido mi corazón con algo que pasa bien avanzada la novela, me he enfadado con Livia por no hacer caso a su corazón y he sonreído en el desenlace, al cerrar la última página.

Porque al final eso es lo importante, que una novela te haga vibrar. Aunque no soportes a algún personaje, aunque habría cosas de la historia que borrarías de un plumazo. Palabras que caen como la lluvia me ha absorbido de principio a fin y con eso me quedo.

Palabras que caen como la lluvia es una novela que esconde mucho más de lo que pueda parecer en un primer momento. Una historia de segundas oportunidades, de elección, de perdón y reconciliación, de dolor y un amor dispuesto a vencer todos los obstáculos.
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Cuando lo recibí y le eché un vistazo, me enamoró, ya que yo soy muy de música, muy de canciones, y los títulos de los capítulos son frases de canciones… y ¡vaya canciones! (Christina Perri, Billy Joel, Avril Lavigne, Passenger, Mr. Big...) Así que ya solo sabiendo eso me sumergí en la lectura.
La historia comienza cuando Livia se traslada a la costa cántabra para estudiar tranquilamente unas oposiciones. Pero allí no va a encontrar la tranquilidad que ella esperaba. Se va a topar con su pasado y a la vez se va a encontrar con un inquilino en casa, el cual ella no esperaba. Sergio está rodeado de un halo de misterio, no se sabe nada de él y no deja entrever nada. Es instructor de surf pero no habla de su pasado, nos irá dejando miguitas a lo largo de la historia, aunque con ella, con Livia, nos vamos a encontrar en la misma situación, nos va diciendo cosas y sabremos que ha sufrido, pero iremos descubriendo poco a poco que es lo que les ha hecho ser así. Además ese pasado de Livia que se va a cruzar en su camino va tomar gran importancia en la narración de la historia, ya que se ve envuelta en una encrucijada.
Los personajes secundarios en esta historia desempeñan un gran papel, como es el caso de Marta, esa amiga que nos guía y ayuda a tomar las decisiones correctas o no, pero que siempre está ahí. Los padres de ella, el padre por una parte y la madre por otra, Asier, Diego, Lucas,… ¡Violeta y Rodolfo! Vaya dos personajes…

Es una historia romántica sí, pero va más allá. Es una historia sobre dolor, sobre sufrimiento, sobre superación, de segundas oportunidades y de miedos, de engaños y de cómo nuestro bagaje emocional nos va influyendo en las decisiones que tomamos.
Espero poder leer alguna historia más de la autora en el futuro porque esta la he devorado.

Livia lo tenía absolutamente todo pero algo drástico pasa y ella cambia por completo haciendo que se separara de su primer amor, Asier.



Años después, ella vuelve al pueblo Suances, y como no, junto su playa La Concha. Ahí es donde se enamoró por primera vez y donde pasaba sus mejores veranos. Decide volver un mes antes del examen de oposiciones.



Cuando llega al piso, su madre le había alquilado durante el verano la casa a un chico llamado Sergio.



Livia, Asier y Sergio hacen un triangulo amoroso de lo más complicado ¿y divertido? aunque Livia tiene miedo a amar, y eso sin contar, que puede estar enamorándose de dos personas a la vez.



Livia y Sergio al principio no se soportan, algo que puede ser coherente, ya que ella no se esperaba tener a nadie en el piso y también porque él consigue ponerla de los nervios y hacerla feliz por partes iguales.



Uno de los personajes que más me han encantado ha sido Marta (aunque no sale literalmente), la mejor amiga de Livia. Gracias a ella, tomará decisiones importantes y aunque pueda no parecerlo, es un personaje demasiado importante en la historia.



No es solo romance y un poco de drama, también es un libro lleno de risas, que sin duda, esas carcajadas las pondrá su madre y Violeta (su vecina).



No me he enamorado de ningún protagonista totalmente, pero sí que cada uno tiene sus partes que me gustan (y que me disgustan también).



Una historia llena de pasado, romance, drama y risas que enamora desde la primera página porque su historia engancha y la autora tiene una pluma que logra hacerte llegar la ambientación de esa preciosa playa y como no, amena el mundo de Livia.