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Crítica de Galena


Galena
12 February 2018
Cuando vi que Plataforma Actual iba a publicar este libro inmediatamente me interesé por él. Soy feminista desde antes de saber lo que significaba la palabra, es decir, creo en la igualdad entre hombres y mujeres, así que me interesa saber más sobre el tema.
No soy una experta y últimamente he pensado que me gustaría formarme un poquito con las lecturas y esta fue una buena opción para empezar. Seguramente la mayoría de las personas que vayan a leerlo ya estarán algo sensibilizadas con el tema, pero está muy bien para aprender más y aclarar conceptos.
Puesto que estoy pensando en dedicarme al mundo de la educación (me preparo para ser profesora) creo que con más razón debo implicarme, aunque este sea un libro más bien dirigido para padres y madres y, sobre todo, en relación con los niños pequeños, para mí nunca están de más este tipo de lecturas. La cuestión es aprender.
Estamos ante un estilo sencillo, directo y con apartados muy bien ordenados, por lo que la lectura es muy fácil y amena. También hay referencias muy actuales que nos ayudarán a contextualizar todo mejor y anécdotas diarias con las que es fácil identificarse.
Al empezar, sobre todo, veremos que se explica un poco la historia del feminismo y algunos de los términos que estamos acostumbrad@s a escuchar (micromachismos, sexismo, feminismo, machismo…) y como últimamente podemos encontrarnos con personas que defienden la igualdad (sobre todo hombres) pero luego sueltan el consabido “ni feminismo ni machismo, igualdad”, lo que demuestran que no conocen la definición de feminismo. Está muy bien este apartado más teórico para ubicarnos.
Después se habla de la coeducación y de los estereotipos que se imponen a los niños y a las niñas y como podemos tratar de educarlos para que no se queden anclados en ellos. Por ejemplo, tu hija puede querer ir disfrazada de hada, y tener su habitación de color rosa, y adorar a Barbie y no es porque haya nacido con esos gustos instaurados, sino porque entre toda la sociedad le han dicho que es lo que debe gustarle y lo ha interiorizado. Pues podemos tratar de abrir su abanico de posibilidades y aunque no le neguemos los vestiditos rosas, podemos hacerle ver que hay otro tipo de juguetes que le pueden gustar, otras heroínas, otras profesiones a las que aspirar… buscar un equilibrio para que no crezca con la idea de que por ser niña le tienen que gustar determinadas cosas que a los niños les están vetadas y lo mismo con ellos.
Una de las cosas que más me ha sorprendido y que sí tenía en cuenta, pero realmente no sabía que pudiese afectar tanto, son los estereotipos que transmiten los juguetes. Lo peligroso que es que separen tanto por zonas lo que les puede gustar a ellas y a ellos, claramente divido por colores. ¿Quién no ha visto ese pasillo rosa chillón en los centros comerciales? ¿Hay algún niño que esté interesado en ir a comprar allí? Pues si hay alguno seguro que se meterán con él y tratarán de quitarle esas ideas de la cabeza, sino lo hacen sus padres lo harán sus compañeros en clase… No es algo nuevo.
Incluso parece ser que esta nueva oleada por clasificar los juguetes de forma tan marcada en las últimas décadas parece ser que es la razón del repunte de ideas machistas entre los adolescentes actuales, así que fijaos lo importante que es.
Como futura docente, creo que en la educación está la solución al machismo. No solo en las escuelas, porque si las criaturas viven con una pareja cishetero y en ella su padre no hace las tareas de casa, no comparte la carga mental con su compañera ni cuida de sus hijos o hijas igual que ella… de mayores asumirán esos roles sin dudarlo. La educación en casa es esencial, pero desde los colegios e institutos también se puede hacer mucho y si en casa no tienen esa perspectiva feminista, al menos que la conozcan por algún otro medio. Y hay que tener en cuenta que el machismo no solo es malo para las mujeres, también coarta la libertad de los hombres (aunque por supuesto, en menor medida) y lo que debemos buscar es una sociedad libre donde lo único que importe es que todos seamos personas, sin importar el sexo, la orientación sexual, la raza, el país o el color de ojos (porque todo es tan absurdo como eso).
La portada me encanta, la niña que posa está imitando esta imagen tan icónica de una mujer que se ha vuelto un símbolo de la lucha feminista, han sabido aprovecharla bien.
Ha sido una buena lectura para mí y estoy contenta de haber aprovechado la oportunidad. Si queréis saber más sobre cómo podéis educar a vuestros hijos o hijas en la igualdad o si simplemente queréis saber más sobre el tema, os animo a leerlo porque además el estilo es desenfadado y todo queda muy bien explicado.
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