¡Mantener las apariencias! ¿Acaso querías una vida distinta de la que has tenido? A pesar de tu rebeldía y de estar convencido de que esa rebeldía tuya era idealista, tu espíritu nunca poseyó la suficiente fuerza, la suficiente imaginación, el suficiente idealismo que dota a un hombre de ese entusiasmo callado, mucho más dulce, satisfactorio y enriquecedor que un amor secreto o que cualquier bien abstracto, que necesita para llevar, defender y honrar un apellido que se remonta a muchas generaciones atrás.