La muerte en Venecia

Aunque el propio autor avisaba que el argumento de esta historia es sobre , y no hay ninguna escena desagradable, más allá de un sueño erótico del protagonista, no me ha gustado demasiado. La obsesión que alcanza este hombre por un adolescente roza lo maníaco, lo lascivo, no perdiendo de vista ni un momento al muchacho, acechándole por toda la ciudad. No obstante, el autor deja que el libro fluya, y obviamente rechaza cualquier comportamiento que tenga que ver con la pederastia y lo condena. Aún así, se me ha quedado corto: me hubiera gustado saber la parte contraria, cómo se sentía Tadzio, qué pensaba su familia de ese acosador anciano. Es cierto que se cita un par de veces el hecho de que la familia lo mira mal, pero esa parte se queda corta.

No me parece que el castigo que el protagonista recibe sea el justo, porque no tiene nada que ver con el hecho de fantasear y perseguir, no solo con la mirada como en un principio, sino físicamente después, al chico. Aún así, he visto la descripción de esa degradación de la que hablaba el Mann, muy obvia y certera, pero esperaba más de la sociedad, de los adultos que rodeaban a Tadzio y Aschenbach en Venecia. Necesitaba que alguien hiciera algo al respecto.

La lectura de esta novela es rápida, no solo por su brevedad, apenas poco más de cien páginas, sino por la rapidez de los acontecimientos. Durante los dos primeros capítulos, la lectura empieza algo densa y filosófica, pero al ser cada capítulo más bien corto, no se hace muy pesado. En esta primera parte del libro conocemos al protagonista, Gustavo von Aschenbach, y lo que ha sido su vida hasta ahora. Ya después de esta pequeña introducción, comienza la historia que Mann nos quiere contar, y la lectura se hace más fluida e interesante.

Tras leer La montaña mágica, del mismo autor, creía que este libro me iba a gustar también, que iba a disfrutar de lectura tanto como con la otra. No obstante me ha decepcionado bastante, no me parece que esté a la altura de esa maravillosa obra.