El reino de los malditos Vol. 3

Elegí la felicidad por encima del miedo. Y volvería a hacerlo sin arrepentirme de ello.

Siempre te reconocí. Y siempre lo haré. Tu alma llama a la mía. La sensación es como la de volver a casa. De paz. Ninguna magia puede duplicarla.

A menudo dar un paso atrás para que alguien pueda recorrer a solas el resto de su camino, es la parte más difícil, sobre todo si se trata de alguien que te importa

—Es imposible replicarte.
Le dirigí una mirada sardónica.
—Tengo una gemela.
—Eso da igual. Siempre te reconocí. Y siempre lo haré. Tu alma llama a la mía. La sensación es como la de volver a casa. De paz. Ninguna magia puede duplicarla.

Mi corte me importa una mierda, mi señora. La magia no te hace poderosa. Es tu coraje. Tu corazón. Tu mente. Tu alma te convierte en una fuerza a tener en cuenta. Lo único que me preocupa es si sobrevivirás. Te aceptaré sin magia. Sin ningún puto título real. No me preocupa nada que no sea tu felicidad. Una vez restaurado todo mi poder, tendrá suficiente magia para los dos. Esto te lo garantizo.

-Lo cierto es que no parece que me odias, demonio.
-Odio es lo último que siento cuando te miro.

—Eres mi pareja en todos los sentidos. Cualquier cosa que sea mía te pertenece. Nunca lo olvides.

—Cuéntame todos tus oscuros deseos, Emilia —me inclinó el rostro hacia arriba—Todas las fantasías que deseas que se hagan realidad. (…) Y prometo hacer realidad hasta la última de ellas.

—Soy el rey del inframundo. El reino de los espíritus está bajo mi dominio. E incluso si no fuera así, ¿de verdad crees que un único hombre lobo me impediría llegar hasta donde estuvieras tú?

La magia no te hace poderosa. Es tu coraje. Tu corazón. Tu mente. tu alma te convierte en una fuerza a tener en cuenta.