A la caza del diablo

Llegados a este cuarto libro, todos los lectores de la saga adoramos a sus dos personajes principales, a los que hemos visto crecer a lo largo de los libros y de los casos a los que han tenido que hacer frente, además de permitirnos ser partícipes del nacimiento, desarrollo y consolidación de su relación amorosa, que también es uno de los elementos esenciales de la saga.

En este cuarto y último libro, me ha encantado que la autora enlazara al asesino de este libro con todo lo que sucedió en el primer libro de la saga, lo que tiene como consecuencia que esté muy conectado con el pasado de Audrey Rose.

También encontramos en su interior las típicas imágenes de la época que hacen que nos situemos mucho mejor en el trabajo de los protagonistas y en cómo era el mismo a finales del siglo XIX, aunque esta vez dejemos Londres para trasladarnos a Chicago.

Aquí termina esta saga, donde al final y después de tantos asesinatos, tanta incertidumbre, trabajo, giros inesperados, estar al borde de la muerte, pero vemos que Audrey y Thomas siguen apoyándose mutuamente, que han pasado por infinidad de pruebas de todo tipo, pero que al final eso que comenzó como algo casual e inesperado se ha convertido en algo real y para siempre.