Con lo que a mí me gusta improvisar, y aquí estoy, ajustado como una partitura. Es impresionante comprobar hasta qué punto somos capaces de adaptarnos. Es algo que requiere de una zambullida en apnea dentro de uno mismo. Pero no es imposible.
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Con lo que a mí me gusta improvisar, y aquí estoy, ajustado como una partitura. Es impresionante comprobar hasta qué punto somos capaces de adaptarnos. Es algo que requiere de una zambullida en apnea dentro de uno mismo. Pero no es imposible.
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Me conozco de memoria la sensación de este abandono obligado. Regresa el amor envuelto en celofán.
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Su mirada de niña resplandeciente, apenas velada por la melancolía.
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También descubro que la enfermedad te permite saber quiénes son tus auténticos amigos. Sufrir un problema de salud grave se parece mucho al éxito: modifica el comportamiento de la gente.
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Sus ojos se esfuerzan en no translucir nada para que, a través de ellos, parezca que me encuentro mejor.
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Voy a trabajar duro, con mi propósito de salir de esta. Necesitaré una voluntad de hiero forjado [...] Dosificar la esperanza día a día. Transformar la oscuridad en cielo estrellado. Descolgar la luna cada mañana y devolverla a su sitio antes del anochecer.
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La luz de sus enormes ojos surte el efecto de un extraño bálsamo.
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El problema es que doy más de lo que tengo. Soy el más tonto de los dragones. El que escupe chispas y se chamusca las alas con ellas.
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¿A quien baila Raquel en la fiesta en la casa de los hidalgo?