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Crítica de MarioG17


MarioG17
22 October 2020
Desde que leí del inconveniente de haber nacido, de E. M. Cioran, le presto atención a todo lo que lleve su firma o su colaboración. Este es el caso de El mayor enemigo de Europa y otros textos (El Paseo editorial, 2020, con traducción de Yolanda Morató), un conjunto de textos y ensayos de Joseph de Maistre (1753-1821) donde Cioran es el encargado de la antología y la presentación. Una presentación, por cierto, de sesenta y seis páginas nada menos, frente a las doscientas cincuenta y ocho que tienen los textos aglutinados de de Maistre. Estos textos fueron escritos entre 1794 y 1821, aunque la mayoría de ellos pertenece a esta última etapa, entre 1819 y 1821.

Ya en el texto de la contraportada se nos advierte de la disidencia del autor con «el idealismo ilustrado, el liberalismo, el progresismo y los principios burgueses» en estos textos, unos ensayos que reúnen pensamiento, política, filosofía y religión principalmente, pero también discusiones sobre metafísica, sobre el bien y el mal, el castigo divino, la divinidad terrible y temible y mucha crítica, sobre todo mucha crítica. En las últimas páginas, una breve cronología de la vida de de Maistre cierra la obra.

Cabe destacar que el mayor enemigo de Europa del que habla de Maistre en el título es el protestantismo. La religión es uno de los ejes principales de estos ensayos, sobre el cual giran muchas de las críticas de un de Maistre católico acérrimo. Además, él fue un conservador contrario a la Revolución francesa. El autor sufrió la revolución en sus carnes, aunque no entra en materia demasiado con respecto a este tema. de Maistre nació en Francia, pero se exilió y murió en Turín (Italia).

Entre estos textos habla, por ejemplo, sobre el ser como individuo civilizado o como salvaje, pero va más allá de esos conceptos y de lo que cualquier persona puede entender por ambos términos. Su odio hacia la innovación se hace patente en su atracción hacia la tradición. No es amigo de plantearse demasiadas cosas, ya que en el fuego de la fe se está caliente, para qué ir más allá.

Desde luego, de Maistre habla sin ambages de numerosos asuntos, desde el tiempo y la eternidad hasta cuestiones políticas o sobre personalidades concretas. Él, por ejemplo, defiende la Inquisición española y odia la Enciclopedia de Diderot y d'Alembert, aunque reconoce que la leyó. Y es que en lo único que estoy de acuerdo con de Maistre es cuando dice: «Para juzgar un libro es necesario haberlo leído; y para leerlo, es necesario estar despierto». He tenido que leerme su libro para poder hablar de él ahora, y mira que me ha costado.

Solo es revolucionario el Estado prerrevolucionario, viene a decir Cioran en el prefacio. Sí, aquel que se piensa y en que se anhela una revolución, porque cuando esta se lleva a cabo se imponen los vicios del régimen anterior, y vuelta a empezar. Sobre la opinión de de Maistre en torno a revoluciones y caídas de gobiernos, habla Cioran sobre la posible muerte de Europa por las derrotas de países como Alemania en guerras (1918 y 1945, por ejemplo). Ahora, en 2020, con el Brexit y la división entre los países del norte (Países Bajos, Dinamarca) y del sur (España, Francia, Italia, Portugal), la fractura parece en evidente continuación.

De Maistre fue un pensador que, según Cioran, «de haber cedido al espíritu de tolerancia, este habría asfixiado su genio». Por eso se muestra bronco e inflexible. En los textos de de Maistre entran en conversación varios personajes pintorescos: un conde, un caballero y un senador, y son ellos los que exponen el presunto pensamiento de de Maistre a partir de sus peroratas. de sus bocas salen la alabanza de los militares por sus «virtudes», por ejemplo. «La enfermedad aguda no se transmite, pero la que vicia a los hombres» sí, y esta «puede arruinar toda una raza», dice también. Habla de los asuntos en boca de sus personajes, por lo que no me atrevería a decir que el autor comparte todas y cada una de esas afirmaciones al pie de la letra, aunque lo más probable es que así sea.

Hay un momento en que me parece interpretar que de Maistre está de acuerdo con Rousseau en cierto modo en que el hombre es bueno por naturaleza. Concretamente, cuando dice: «Ningún ser inteligente puede amar el mal de forma natural o en virtud de su esencia; esto requeriría que Dios lo hubiera creado ya malo, lo cual es imposible». Sin embargo, luego el lector tiende a pensar lo contrario.

Algunos de los temas que de Maistre toca no han perdido actualidad, como las discusiones teológicas o políticas, pero otras quedan obsoletas, como la afirmación que hace de la inexistencia de ateos entonces (hoy son muchos, por suerte, como un servidor, no me escondo). Su crítica se centra principalmente en el protestantismo. de Maistre dice que el protestantismo solo «protesta», no construye nada, y que ha supuesto la «derrota más pesada» de la razón humana. Critica tanto el protestantismo que incluso lo pone en peor posición que al ateísmo, que ya es decir. Pero no se libra nadie, porque cae incluso el anglicanismo; todo lo que no sea catolicismo obediente es execrable para sus ojos.

Alaba a los bienhechores de la Iglesia para con las monarquías europeas, mientras critica temas tan dispares (o quizá no tanto) como la Grecia clásica o a Voltaire. de Bacon, por otra parte, dice que el conjunto «de su filosofía es una continua aberración». Luego, halaga el latín como lengua, a los franceses como pueblo y a Francia por todo lo que es (excepto a la Revolución francesa) frente a otros países europeos como Gran Bretaña, Italia y España, lo que supone una importante dosis de chauvinismo.

La filosofía, la política y la teología se unen en un mismo pensamiento y planteamiento textual en de Maistre. En esta obra se dibuja un retrato político e ideológico de un autor que no pasa por alto ningún tema de su época. al final del volumen se recogen algunas de sus cartas, donde de Maistre habla sobre el exilio, su desposesión de bienes, sus problemas de dinero e incluso de la invasión napoleónica de Rusia.

De Maistre hace gala en este volumen de un registro formal y una verborrea que hace muchas veces inaccesibles o tediosos estos textos al público general. A través de estos escritos sesudos, aunque sean algo fatigosos y pesados de digerir, de Maistre habla de asuntos de modo que daría para varias reseñas. Entre sus páginas encontramos, a veces, incluso frases en cursiva cuando parece querer destacar algo, una máxima, una sentencia irrefutable. Sin duda, se desconocen los límites de la personalidad y del pensamiento de un autor tan pintoresco.
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