Cuando un cirujano opera a una muchacha, no dice: . Sólo dice: , y lo hace. El cirujano está concentrado en el acto, no en sus repercusiones.
Los novelistas están comprometidos en algo análogo. Si empiezan a pensar en todo el daño que van a hacer, no pueden escribir el libro: no si son razonablemente decentes.
El tema es que uno está enfrentando un problema auténtico. O produces una obra que no enfoca lo que realmente te interesa o, si vas a la raíz con todo lo que tienes, no hay modo de no herir a tu familia, amigos y transeúntes inocentes.