María Schneider tiene atracción olfativa, puedes olerla. Es cada mujer de dieciocho años que se paseó alguna vez por la Quinta Avenida en minifalda y maxiabrigo con la arrogancia interior que proclama, mi vagina es mi carro de guerra.
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María Schneider tiene atracción olfativa, puedes olerla. Es cada mujer de dieciocho años que se paseó alguna vez por la Quinta Avenida en minifalda y maxiabrigo con la arrogancia interior que proclama, mi vagina es mi carro de guerra.
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La obsesión es una dosis desperdiciada. La memoria, cuando puede librarse de la obsesión, es un almacén que ofrece esencias del pasado, capaces de digerir la mayoría de los problema del presente. La memoria es incluso la libido del ego, que endulza las exigencias ásperas de la voluntad cuando la memoria es, sí, buena,
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Creo que te puedes acercar más a tu alma en un libro, pero llegas a apreciar el modo de funcionamiento eficaz o ineficaz de tu psiquis con una película.
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Es muy probable que las películas alcancen sentimientos más profundos que la literatura en la gente. El filme se zambulle en estados de conciencia más hondos. El cine es mejor cuando es ambiguo porque provoca discusión. Eso es buen cine. El mal cine es cuando todos se ríen en el momento justo, porque entonces están siendo manipulados por las instituciones poderosas.
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El problema de salir y buscar experiencia se aplica, creo, a todo escritor joven que simplemente no tiene suficiente para escribir. Llega un momento en que dice, Quiero ser un escritor. Siento todos los impulsos de un escritor, siento la inteligencia penetrante de un escritor en mí mismo, pero no conozco realmente lo suficiente. Es ahí donde el periodismo alza su horrenda cabeza. Es muy difícil entrar en sitios extraños y aprender mucho sobre ellos a menos que tengas influencia.
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Algunas relaciones humanas son comparables a las formas literarias. Por ejemplo, el ligue de una noche es como un poema, bueno o malo. El affaire que no sigue es equivalente a un cuento. Según esta lógica, la novela es un matrimonio. En un cuento estamos interesados en el tema en cuestión. En una novela, por lo común, seguimos el modo en que la gente pasa del drama al aburrimiento y de vuelta al drama y, desde luego, el matrimonio es el paradigma de eso. Nuestro interés no está tanto en la comprensión a la que se llega sobre una noche dada, sino en el modo en que la nueva sensibilidad se ve confirmada o erosionada a lo largo de las semanas o los meses que siguen. La línea narrativa del matrimonio, en ese sentido, es de buenos y malos días. Y la mayoría de la gente parece preferir este tipo de vida, así como hay gente que prefiere vivir en el espacio del cuento. Los psicópatas, a su vez, tienen vidas que constan de poemas, l mayoría plomizos.
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Muchísimos artistas son narcisistas, con seguridad los escritores. En el caso de Picasso, narcisismo es una palabra demasiado pequeña. Creo que se veía a sí mismo como un intermediario entre la humanidad y las fuerzas que crearon el mundo y lo mantuvieron en agitación. Creo que se veía a sí mismo como un demiurgo. Es decir, un demiurgo con la mitad de sí mismo. La otra mitad era un hombre modesto que hablaba mal en francés y media un metro sesenta.
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Uno puede decir que si Picasso hubiera sido un poco más valiente, en ciertos puntos de su vida, podría haber sido un artista más generoso. Parte de la crueldad podría haber desaparecido de su obra. Podría haber aparecido algo magnífico. Tenía un talento enorme. Puede sostenerse que era el pintor más grande desde Miguel Angel. Con generosidad, tal vez Picasso habría sido más noble, pero puede apostarse que habría sido menor. Porque el egoísmo del artista a menudo está allí para proteger la parte que es generosa. Hasta el punto en que los artistas se entregan a toda la gente, no quieren dar nada en absoluto en otros sentidos. Hay una economía de la generosidad. Y con mucha frecuencia, la gente que es más generosa no es la más talentosa. Creo que la sanción interior que los artistas se dan a ellos mismos es que tienen que ser egoístas -absolutamente- o no harán nada.
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En El viejo y el mar, Hemingway definió claramente su punto de vista sobre el mundo literario, tiburones que salen a destruir un bello trabajo.
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La nada sugiere, invariablemente, una nada sin fin.
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Son considerados los padres de la filosofía occidental: