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El libro nos presenta el día a día de Zoe Walker. Madre de dos hijos, Katie y Justin, separada y con una nueva pareja, Simon, Zoe intenta salir adelante día a día ajena a todo lo que ocurre a su alrededor, hasta que descubre su foto en el periódico. A partir de aquí, intentara seguir con su vida como si nada, pero diferentes y fatídicos sucesos harán que le sea muy difícil por no decir imposible, no hacer caso a la posibilidad de que ella sea realmente la de la fotografía. Y lo que es peor, no saber que le puede llegar a suceder. Por otro lado nos encontraremos con Kelly Swift una agente de policía que fue relegada de su puesto tras un incidente años atrás. Ella anhela poder demostrar y demostrarse a sí misma, que puede dejar el pasado a un lado. Kelly no quiere volver a cometer los errores del pasado. Es totalmente consiente de que debe ser profesional en todo momento, y eso mismo es lo que ara cuando conozca a Zoe, a la que ayudara aun poniendo en juego su actual puesto, y demostrando de nuevo sus dotes de investigadora. Las mismas que en su momento, la llevaron a estar en un lugar destacado en su equipo. Pero no le será nada fácil, cuanto más destalles del caso descubra, más recordara y deberá afrontar, a los fantasmas del pasado. A lo largo de la trama iremos descubriendo diversos personajes, como por ejemplo Matt el ex marido de Zoe, Graham Hallow su jefe o Melissa su mejor amiga, entre otros. Todos se vuelven sospechosos para el lector, o yo al menos no confiaba en ninguno de ellos. Desde sus comentarios, hasta su manera de hacer, todo hacía que sospechara. Lo que demuestra que la autora ha sabido mantener la tensión hasta el final. Un final, por cierto, que te pondrá los pelos de punta. |
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