Una corte de alas y ruina

Este último tomo ha sido el que menos me ha gustado de los tres, e incluso me he planteado darle 4.5 estrellas en lugar de 5. Pero si me baso en que me pilló de lleno en el bloqueo lector y que aun así lo he disfrutado, me he reído y me he emocionado, era imposible restarle puntuación.

Esta historia empieza justo donde terminó la anterior: Con Feyre en la Corte Primavera fingiendo que todos los meses que pasó al lado de Rhys fueron un engaño por parte de él. Pero Feyre es la protagonista más inteligente que he conocido, así que ya tiene un plan en marcha para que todo y todos vuelvan a su sitio. Y si de paso se cobra una venganza con el alto lord que una vez amó y la traicionó, mejor.

En el libro anterior pudimos conocer a los miembros de la familia de Rhys, y aquí vuelven a tener importancia. al igual que Lucien, de quien yo nunca dudé, ni siquiera cuando era borde con Feyre al principio de todo. Pero aparte de ellos, otros personajes cobran importancia. Como Nesta y Elain, las hermanas de Feyre que fueron convertidas a la fuerza. O Jurian, a quien todos creían muerto después del reinado de Amarantha y que se alió con Hybern. O los altos lores de las demás cortes de Prythian. Y es que se avecina una gran guerra contra Hybern, y todas las cortes deberán luchar.

Me ha encantado conocer Prythian en su totalidad. Hasta ahora conocía la Corte Primavera y a Tamlin; Me había adentrado hasta en el lugar más oscuro de la Corte Noche con Rhysand y los demás; Y conocía bastante bien, también, la Corte Verano y a su alto lord Tarquin. Y aquí, en este último tomo de la trilogía, conocemos en profundidad hasta el más remoto lugar de ese mundo inmortal y de los líderes que mandan sobre él. Esto ha sido un punto muy importante de la novela que me ha encantando, y que se ha tratado de una forma que me mantuvo enganchada hasta el final. La tensión que se respiraba en esa reunión era palpable...

La parte romántica también está presente en este libro, pero mucho menos que en el libro anterior. Porque reconozcámoslo, más amor del que hubo en Una corte de niebla y furia con Feyre y Rhysand, era complicado. Aun así, parecía un culebrón del que quieres saber más y más y del que nunca tienes bastante. Rhys y Feyre, ella ya como alta Lady, me han enamorado con cada suspiro que daban. Lucien me ha enternecido, y he sufrido bastante por él. al igual que con Mor y Azriel, que siguen igual que en los últimos cinco siglos. Nesta me ha hecho reír (y me ha puesto de los nervios, activando mi modo cabreo) bastante con su fingida indiferencia y sus piques constantes. ¡Pero si hasta Amren cuenta con un antiguo amigo que hizo en la Corte Verano!

El tema de la batalla me tenía bastante preocupada porque yo huyo siempre de los libros en los que haya una guerra, y aquí se avecinaba una importante. No sabía como la autora lo iba a tratar. Y ahora, una vez acabado, puedo decir que me ha convencido por completo. al estar todo el libro narrado desde el punto de vista de Feyre, nosotros somos sus ojos también, y vemos lo que ella ve. No nos encontramos párrafos y párrafos hablando de lucha y tácticas defensivas, sino que conocemos las sensaciones que tiene ella, también. Y como estamos hablando de Feyre, Feyre Rompemaldiciones, Feyre Alta Lady de la Corte Noche, no se queda mirando la batalla. Tiene ideas propias que siente que debe llevar acabo, y gracias a eso todo se vuelve más ameno e interesante. Lo que sí me ha pasado ha sido que no fui consciente de que en las guerras muere gente hasta que me encontré de lleno en el campo de batalla y de pronto me di cuenta de que podía perder a alguno de ellos. Y claro, me he pasado medio libro con el corazón en un puño y las pulsaciones a mil.

Sobre los famosos giros argumentales de la autora, me gustaría destacar dos. El primero aparece de golpe, no lo ves venir, y sinceramente creo que se podría haber dejado caer antes como con el resto de plot twits. Me gusta que se haya producido y la información que se da, pero la forma en que se presenta podría estar mucho mejor. El segundo está relacionado con Mor. Este, aunque no lo había visto venir, sí que se había dejado caer varias veces desde el principio del segundo libro. Había pistas escondidas por ahí. La información que se cuenta, en este caso, me gustó muchísimo por una parte y por la otra la odié. Me faltaría un personaje para estar contenta con esto.
En relación con estos giros argumentales, ha quedado mucho en el aire. ¡Demasiado! Así que espero que en Una corte de hielo y estrellas (fatal traducido, porque debería ser Una corte de escarcha y luz de estrellas, que queda mil veces mejor), último libro de este mundo publicado hasta el momento, que leeré, sin duda... Se resuelva todo esto. Porque no puede quedar así. Me niego.

Y antes de acabar quiero destacar una parte negativa del libro. Y es que los últimos capítulos de la batalla final, que no del libro, son tan confusos que no entendía nada. Sin hacer spoilers, no entendí lo que ocurre relacionado con el Caldero, ni con Amren, ni con Rhys. Todo es tan lioso que me estaba fastidiando leer y no entender. Por este motivo casi le he restado puntuación al libro, pero finalmente he decidido no hacerlo.


En resumen: He acabado el último libro de mi trilogía favorita y me siento vacía y llena al mismo tiempo. Ha sido la historia a la que han llevado los actos de los dos libros anteriores, y no podía ser de otra forma. La guerra contra Hybern se selló desde el mismo momento en que Feyre se adentró en Bajo la Montaña, y aquí la trama principal se basa en enfrentarse a eso. La aparición de nuevos personajes, al igual que el dar importancia a los que hasta ahora eran secundarios, ha sumado muchos puntos. El romance, presente a lo largo de todo el libro, ha tenido tantas vías para mostrarse que no he podido sonreír más. Y, aunque ha habido algunas cosas que no me han convencido, el caso es que la historia de Feyre termina aquí, y yo voy a necesitar tiempo para asimilar todo.
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