Heredera de fuego. Trono de Cristal III

Este libro ha sido un poco diferente a los anteriores, ya que aparte de tener nuevos elementos, contamos con varias perspectivas y la historia empieza a complicarse bastante. Lo que en Trono de cristal parecía una trama sencilla con protagonismo del romance, en Heredera de fuego esto queda en segundo plano y vemos la trascendencia que tiene el papel de Celaena en su mundo y también que sabemos poco en comparación con todo lo que se cuece en él.
Para empezar, tenemos un nuevo personaje que se convertirá en narrador: Manon, una bruja despiadada que tendrá que aprender a ser jinete de dragón. Seguramente con esto habréis flipado, ¿dragones? Sí, queridos míos, nuevas criaturas que parecía que no iban a entrar en escena, pero finalmente han aparecido. Los capítulos narrados por Manon al principio se me hicieron muy pesados, porque no me interesaba demasiado y hablaba de los distintos aquelarres de brujas, la rivalidad entre ellas y cuál era su papel en todo ese ámbito. Sin embargo, cuando ya se mete de lleno en el tema dragones y empieza a haber más acción, consiguió engancharme casi tanto como la historia de Celaena. Manon es fría, implacable y un poco bestia, pero porque la han hecho así. Estoy deseando que se encuentre con el resto de personajes importantes, que estoy segura de que lo hará, lo que no sé es cómo se relacionará con ellos, ya que en principio serán enemigos por fuerza. Manon sería una digna rival, sí señor, si no que se lo digan a Ikra.
Por otro lado, tendremos tanto la perspectiva de Chaol como la de Dorian. Dorian en este libro me ha gustado más, porque se ve lo mucho que quiere a Celaena y también se esfuerza por mejorar sus habilidades, en la clandestinidad, por supuesto. Me ha gustado porque empieza a concienciarse de lo arrogante que era antaño, del peligro que supone su padre y de las cosas que él puede hacer si se esfuerza lo suficiente. de su mano conoceremos a Sorscha, una curandera tímida y discreta, con la que pasará mucho tiempo. Si os digo la verdad, Sorscha me ha parecido bastante aburrida, aunque al final sorprende lo que descubrimos de ella.
Con respecto a Chaol, diré que me ha gustado, aunque esperaba algo más de él en cuanto a acciones se refiere. El pobre se verá en un dilema moral, ¿se inclinará por ser leal o hará caso a su corazón? Chaol es un personaje más complejo de lo parece, puesto que le cuesta aceptar las cosas y bueno, creo que todos nos veríamos bastante perdidos si las cosas en las que creíamos empiezan a desmoronarse. Gracias a él conoceremos bastante bien a Aedion, el primo de Aelin, que al principio parece un completo idiota, pero esconde más de lo que muestra. Me ha gustado como lucha por sus ideales y busca la manera de hacer justicia, ansío que llegue el momento en el que se encuentre con la persona que desea.
Como veis, la cosa está interesante, pero os estaréis preguntando: ¿qué hay de Celaena? Celaena tendrá que aprender en este libro a conocerse a sí misma, a aceptarse tal y como es y desarrollar todo su potencial. Por ello visitará la tierra de las hadas, donde la magia vive aún y deberá controlar y dominar su poder. Me ha gustado verla superarse a sí misma, practicar hasta el amanecer, enfrentarse a sus miedos y también a personas muy poderosas. Se demuestra, una vez más, que a pesar de su arrogancia y rapidez y capacidad de ataque, le queda mucho por aprender. A día de hoy puedo decir que es de mis protagonistas favoritas, por su fortaleza y los mil pensamientos y sentimientos que revolotean en su interior. Además, en este libro conoceremos más sobre su pasado, viviremos recuerdos de Celaena y eso nos ayudará a comprenderla todavía mejor.
Me ha encantado la forma en la que Sarah J. Maas nos presenta a las hadas, muy diferentes de las que conocemos. Ya en Una corte de rosas y espinas nos mostró un tipo de faes, increíbles también, pero diferentes a los que nos muestra en este libro. Me gusta las relaciones que tienen entre ellos, tienen costumbres un poco "salvajes" pero son poderosos, disciplinados, veloces... Están lejos de ser las típicas hadas de cuento o de versiones Disney, para que me entendáis.
En el territorio de las hadas, Wendlyn, conoceremos a la temida Maeve, una reina que da bastante miedo y tiene intenciones ocultas, no se molestará en disimular lo manipuladora que es ni tampoco su crueldad. Pero también conoceremos a Rowan, mi querido Rowan, el cual al principio me cayó fatal, me pareció el típico chulo que se cree por encima de los demás y para el cual el resto de las personas son un fastidio. Pero luego consiguió conquistarme con su valentía, su protección y la manera en la que nos va abriendo su corazón, poco a poco. En el inicio es muy poco comunicativo y bastante bruto e intransigente, pero a medida que lo conocemos, veremos que hay mucho más en él. En lo feroz que es reside su encanto, pero también en los pocos momentos tiernos que obtenemos de su persona. de hecho, en mi corazón rivalizan Chaol y él, porque los adoro a los dos y son muy especiales. Veremos quién termina gustándome más.
Aparte de tooooodo lo que he dicho, me gustaría reiterar en esta reseña la forma que tiene la autora de engancharnos desde la primera páginas. Estas más de 600 páginas se leen en un suspiro y la sensación de que son muchas menos está presente, porque no me habría importado leer más, y eso teniendo en cuenta el ritmo irregular de la primera parte de la novela. Creo que podría haber tenido 1000 y aun así las habría leído bastante rápido y querría más. Me gusta mucho ver como se enreda la historia y también las tramas, como vemos el verdadero poder del rey de Adarlan y las cartas que guarda bajo su manga se van revelando, dejando un rastro de temor a su paso. También tenemos nuevos monstruos, de los que no he hablado, pero son terroríficos El desenlace de la lectura me encantó, aunque el final de algunos personajes me resultó algo doloroso y no tengo ni idea de qué ocurrirá en los libros venideros.

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