Reino de Cenizas

—Piensas demasiado, joven rey.

—Es preferible a pensar poco —respondió él.

Una vez te dije que si la muerte nos separaba, haría trizas todos los mundos hasta encontrarte. ¿De verdad creías que esto me iba a detener?

Había elegido los grilletes y el dolor para controlarlos. No había sabido comprender, siquiera considerar, que la gloria y la riqueza no lo era todo. Pero un verdadero hogar, y una reina que los veía como hombres y no como armas… Algo por lo cual valía la pena luchar. Ningún enemigo lo soportaría.

Yo no soy quién para permitirte o no permitirte hacer nada.

Yo no obedezco a ningún hombre, pero no soy tan tonta como para creer que sé más de ejércitos y soldados que tú. Mi orgullo no se hiere con tanta facilidad.

Estas bestias, a pesar de su amo oscuro, son capaces de amar.

Ésta es la vida , Yrene. Nunca dejamos de aprender. Ni siquiera a mi edad.

—Hagamos que esta batalla sea digna de una canción

alguna vez le había dicho que aunque la magia fluía en la familia Lochan, ella no tenía nada. Él nunca le había dicho que él siempre había considerado su inteligencia como una magia poderosa por sí misma

—Te volveré a encontrar —le prometió—. En lo que sea que le siga a esta vida.