Como el color del brezo

De todas las novelas que conforman las trilogías de los hermanos McGregor y Tierras altas que he leído hasta ahora, Como el color del brezo es mi favorita. Ambas series están íntimamente relacionadas, aunque me está gustando más la segunda —supongo que en ello influirá el que Josephine Lys tiene más experiencia como autora y ha perfeccionado su forma de narrar—, pero lo cierto es que me lo estoy pasando en grande con los amigos de los McGregor.
En esta ocasión, el peso de la historia recae sobre Helen y Alec y si ya me habían llamado la atención en los libros anteriores, ahora que son los protagonistas solo puedo decir que las expectativas que tenía sobre ellos se han cumplido, y sobradamente.
Helen es una chica fuerte, decidida, que no está dispuesta a conformarse con el terrible futuro que se presenta ante ella y hará lo que sea necesario con tal de evitarlo. Por suerte, cuenta con un grupo de apoyo inigualable que está deseando ayudarla.
Por lo que respecta a Alec, solo puedo adelantaros que… descubrirá que la gente no es siempre como nos habíamos imaginado.
Me ha gustado mucho el modo en que Josephine Lys da cabida a todos los personajes porque consigue que brillen con sus ingeniosas intervenciones y nos presenta a nuevos actores que nos encandilan nada más aparecer, como Gordon y Eara, sin que ello rompa el ritmo narrativo de la trama.
Hay escenas de lo más divertidas con las que las carcajadas están aseguradas —el Laird de los Gordon e Irvin son geniales y logran que la lectura sea aún más amena— y una pareja de secundarios que resultan adorables.
Como el color del brezo es una novela que engancha desde el principio y estoy convencida de que, pasado un tiempo, la releeré porque es una historia romántica fantástica y está muy bien planteada, hasta el final, con un epílogo colosal.